Hace ya tiempo,
en esta sección de Cagadas de la Ciencia, Elon Musk protagonizó una de las
entradas. En aquella ocasión me refería a los intentos fallidos de despegar una
nave que iba a permitir realizar viajes privados a Marte (Starship: aterrizacomo puedas). Tres años han pasado y, hoy en día, la dichosa nave
sigue sin conseguir despegar. Mejor dicho, sí despega, el inconveniente es que
se cae a los pocos minutos. El que quiera irse de vacaciones a Marte, que
espere sentado porque este proyecto parece ser que va para largo.
Por desgracia,
no es la única vez que el nuevo propietario de Twitter, digo X, da el cante con
sus “inventos”. En el año 2019 tuvo a bien hacer el más espantoso de los
ridículos cuando presentó, a bombo y platillo como es habitual en él, el nuevo
Tesla Cybertruck que se caracterizaba, entre otras muchas prestaciones,
por ser un coche indestructible donde se incluían los cristales. Para
demostrar, delante de miles de espectadores a través de diferentes medios
audiovisuales, lo buenos que eran esos cristales, un colaborador lanzó un
pedrusco de tamaño considerable contra una de las ventanillas para que todos
los asistentes vieran el espectacular resultado.
Y la verdad, el
resultado sí que fue espectacular, pero por lo inesperado atendiendo a la
publicidad, porque el cristal se rompió al recibir la tremenda pedrada. Para
más inri, el lanzador de la piedra se “excusó” alegando que igual le había dado
demasiado fuerte. Sin comentarios.
Esta semana Elon
Musk viene de nuevo a sorprendernos (y a algunos, entre los que yo me incluyo,
a preocuparnos) con otra idea de las suyas. Neuralink, una de sus compañías
(tiene más empresas que pares de zapatos en el armario), ha implantado un chip
en el cerebro de un ser humano. Esto, si fuera otro el que lo anunciara, no
tendría demasiada enjundia, porque la técnica de implantar un BCI (las siglas
en inglés de interfaz cerebro-máquina) se utiliza desde hace tiempo para medir y
procesar la actividad de las neuronas por un equipo informático. Esta técnica
se emplea en algunos casos de rehabilitación para pacientes con ictus o daño
medular.
Así que la cosa
no era demasiado novedosa, pero cuando Elon Musk anuncia algo… esperamos algo
diferente (y algunos, entre los que yo me incluyo, nos echamos a temblar). El
magnate quiso mantener el suspense porque no dio demasiada información sobre
qué hacía ese chip en el sujeto del experimento, tan solo dijo que «el humano
recibió el implante y se está recuperando bien, con unos resultados que
muestran una prometedora detección de picos neuronales». La parquedad en dar
detalles no sabemos si fue por no dar pistas a la competencia o porque en
realidad la cosa no ha funcionado (algo que no nos pillaría por sorpresa, dicho
sea de paso).
Es más, sabiendo
la moral que tiene este hombre que ve resultados positivos donde no los hay
(cuando se estrelló el primer Starship, la nave para ir a Marte, dijo que el
experimento había sido todo un éxito), no sé yo muy bien cómo interpretar ese
«se está recuperando bien» porque lo mismo quiere decir que no ha entrado en
coma o que aún es capaz de ver, aunque se haya quedado en una silla de ruedas,
solo por poner un ejemplo y sabiendo cómo se las gasta este señor.
De hecho, no se
ha publicado nada al respecto en ninguna revista científica, que es lo que se
estila cuando de ciencia seria se trata. Lo que sí ha hecho es ponerle nombre
al chip de marras, Telepathy. Según palabras de su promotor, lo que se busca,
además de devolver la autonomía a personas con necesidades médicas (esto ya lo
hacen otras empresas) es «desbloquear el potencial humano del mañana». Esta
frase, al más puro estilo Musk, viene a decir, según el propio Elon, que
Telepathy permitirá, en un futuro y a los que se dejen implantar el chip en su
cerebro, controlar el teléfono o el ordenador con la mente. Como si te
incrustaran un Alexa chiquitito en el coco, vamos.
Parece ser que
Elon Musk, inasequible al desaliento, está buscando voluntarios para realizar
más ensayos en personas. Supongo que no le faltarán aspirantes, hay gente para
todo, pero yo les deseo suerte a los incautos que se presten porque en la fase
previa del ensayo, la que se hizo con animales (obligatoria antes de pasar al
ensayo con humanos) los resultados fueron poco alentadores.
La agencia
Reuters denunció que las pruebas previas a este implante supusieron la muerte
de mil quinientos animales entre cerdos y monos, además de provocarles un
sufrimiento innecesario. El asunto se investigó y parece que no se hallaron
pruebas que sustentaran esa denuncia. Aun así, las acusaciones continuaron
porque un comité de médicos de Washington denunció la muerte agónica de doce
primates a los que se implantaron esos electrodos. Chungo, chungo.
Para
contrarrestar esta publicidad negativa el magnate multidisciplinar informó que
le habían implantado un chip a un mono para que jugara a vídeo juegos sin
necesidad de teclado o joystick. Qué majo Elon, se mueren los animalitos, pero
antes de cascarla se divierten.
Aun así, y con
estos antecedentes en la fase previa para actuar en humanos, la FDA (la agencia
encargada de dar permiso en EE. UU.) ha dado luz verde, algo inexplicable a no
ser que se tenga en cuenta también el mogollón de dinero que hay circulando, y
no me quiero poner conspiranoica.
En fin, ya
veremos en qué acaba esto. Supongo que este hombre seguirá sorprendiéndonos, de
una manera u otra, como ya es habitual en él. Espero que lo próximo que sepamos
sobre este tema no sea para informarnos de que un voluntario con el Telepathy incrustado
se ha ido a vivir a los árboles de Central Park porque se cree la mona Chita.
Todo puede ser.