lunes, 30 de marzo de 2020

La investigación en los tiempos del coronavirus


Estas semanas están siendo extrañas en muchos aspectos: confinamiento en casa, calles desiertas, etc. Pero yo me voy a centrar en uno que me resulta excepcional por lo raro, raro: mucha gente se ha dado cuenta de lo importante y lo necesaria que es la labor de los científicos. De repente, y como si de una revelación divina se tratara, algunos se han fijado que esos locos científicos con sus batas y sus laboratorios tienen un papel transcendental en la sociedad: cuidar de la salud.
Y qué importante es, porque sin salud, no hay nada o de nada sirve todo lo demás: la economía, la prosperidad, el prestigio… nada.
La búsqueda desesperada de una vacuna o de un tratamiento para enfrentarse a la pandemia del Covid-19 ha subido al pódium de la atención mediática a los investigadores científicos. Esto podría considerarse como algo positivo, pero no es así, algunos sectores ya están criticando la ‘lentitud’ y es una muestra de que desconocen en qué consiste la investigación.
Vivimos en una sociedad donde la inmediatez lo preside todo. Las noticias se ponen en circulación en el momento mismo de darse, con un clic enviamos un mensaje a la otra punta del mundo para ser recibido unos segundos después, si queremos comprar algo basta con hacer otro clic y en unas pocas horas nos lo traen a la puerta de casa. Nos hemos acostumbrado a tenerlo casi todo y en el momento, la paciencia es una virtud en desuso y casi desconocida.
No todo se puede hacer rápidamente y al instante. Algunas cosas requieren su tiempo y su ritmo, como, por ejemplo, la investigación científica. Y eso que la situación actual ha acelerado hasta procesos que normalmente son más lentos. Para un profano puede parecer que no se avanza en el tema ‘coronavirus’ pero puedo asegurar que lo que se ha hecho hasta ahora es inaudito.
En febrero ya empezaron a salir las primeras publicaciones chinas sobre datos de un virus desconocido dos meses antes, y ya solo el mero hecho de que esos artículos estén en las revistas es algo excepcional. Yo, normalmente, tardo de mes a mes y medio en escribir un artículo, y por escribir me refiero no solo a la redacción sino a cuantificar los datos, ponerlos en orden, hacer las estadísticas y plasmar resultados en forma de tablas, gráficas y figuras que visualicen esos datos. Eso en cuanto a escribir, que luego está lo de publicar, aunque en el caso de los chinos y dado que el tema era candente, eso estaba hecho de antemano.
La secuenciación del material genético fue también muy rápida, algo que hizo que estuvieran disponibles test de identificación, los famosos PCR (Polymerase Chain Reaction, en inglés; y en castellano llano, reacción en cadena de la polimerasa) *. Saber cómo es la información genética del virus en realidad puede no tener demasiada complejidad, porque estas ‘cosas’ (desde hace unos años, y aunque hay voces disonantes, se ha decidido que los virus no son seres vivos) * son muy simples y la cadena de nucleótidos (perdón por la palabreja) suele ser muy corta. Pero, precisamente, en esa simplicidad radica lo difícil que es acabar con ellos: no tienen muchos puntos débiles (tampoco fuertes), sencillamente es que no hay muchos lugares donde atizarles para mandarlos a hacer puñetas. Aunque, a este respecto hay un punto positivo: cuanto más simple es el virus, menos probabilidad tiene de que mute o de que esa mutación sea decisiva (esto viene bien para hacer una vacuna definitiva o fija) *
Otro cantar es lo de saber cómo es la cubierta proteica que caracteriza a los coronavirus. Aun así, se averiguó en un tiempo récord la estructura por la que el Covid-19 atacaba a las células y la manera de introducirse en ellas. Una información que puede ser clave para encontrar fármacos específicos y, por tanto, eficaces.
Pero encontrar un fármaco específico, es decir, uno diseñado exclusivamente para combatir este coronavirus del demonio, son palabras mayores. Eso no se consigue de un día para otro. Diseñar una molécula no es algo que se haga como quien diseña un vestido o los planos de una casa. Una cosa es lo que se hace sobre el papel y otra llevarlo a la realidad. Los átomos o las estructuras moleculares no se forman a nuestro antojo, por mucho empeño e ilusión que uno le ponga.
Además, en el caso de que se encontrara esa molécula (o conjunto de moléculas), que pudiera atacar al Covid-19 con intencionalidad y alevosía, habría que comprobar también si ataca a las células del paciente que se pretende curar, porque lo mismo también es nociva, con lo que saldríamos de Guatemala para entrar en Guatepeor.
¿Qué implicaría, entonces, crear una molécula (fármaco) nueva? Habría que hacer experimentaciones en humanos, y esto es largo, largo, largo. No voy a entrar en detalles para no aburrir, pero establecer que un fármaco es seguro es un proceso que puede durar años, incluso en situaciones desesperadas como esta pandemia.
Por eso se está trabajando también en fármacos ya disponibles, porque esos ya han demostrado que son “seguros” o que los riesgos a nivel de dosis y situaciones concretas de sectores poblacionales ya se conocen. Tan solo quedaría comprobar si son eficaces con este virus, ensayando en pacientes (voluntarios) infectados más o menos graves, algo que, por desgracia hay mogollón.
Aun así, la experimentación es compleja, porque para estar seguros de la eficacia hay que hacer ensayos con grupos control (pacientes a los que no se les da la medicación a ensayar) y grupos experimentales (pacientes a los que se les administra el fármaco en prueba). Pero no solo eso, el estudio ha de ser también de ‘doble ciego’.
Un ensayo de ‘doble ciego’ busca eliminar el efecto placebo y la predisposición del investigador. En resumen, se busca asegurarse que el paciente no está condicionado al saber que le están tratando y que el investigador no va a interpretar favorablemente los resultados (especialmente si son muy débiles, que suele ocurrir) en un afán de conseguir algo bueno. ¿Cómo se consigue este ‘doble-ciego’? No, no consiste en taparles los ojos ni a pacientes ni a investigadores. Lo que se hace es ocultar a unos y a otros quiénes son grupos control y quiénes son grupos experimentales. Al final del estudio, y con los datos analizados lo más imparcialmente posible, los investigadores saben qué pacientes fueron control y cuáles no.
Si esto ya parece un trabajo complicado y que requiere procesos rigurosos (elegir qué pacientes estarán en el control y cuáles en el experimental también tiene miga y mucho curro), además, y para añadir tarea al asunto, el número de individuos ha de ser muy grande para que los resultados sean concluyentes desde un punto de vista estadístico. No es lo mismo tratar a 10 personas donde se curan 8, que tratar a 200000 donde se curan 160000, aunque en los dos casos salga el 80%. Tampoco me voy a poner técnica, pero a este respecto se barajan dos términos que en investigación traen muchos quebraderos de cabeza (yo he tenido más de una migraña a cuenta de ellos): el poder estadístico (si es alto, genial) y el error alfa (si es alto, chungo).
Además, estamos hablando de pacientes que “se curan”, pero no siempre los resultados son tan claros. No todo es blanco o negro. La mayoría de las veces, los resultados son un punto intermedio. Y aquí viene otro término que también da migrañas y, en mi caso, ideas de suicidio: la significación estadística (esto ya lo expliqué en su día, así que el que quiera repasar que clique AQUÍ).
Si el tema ‘fármaco’ es laborioso y por tanto largo, lo de la vacuna ya es de esperar más pacientemente. Como esta publicación se está alargando, solo añadiré que elaborar una vacuna tiene su enjundia, porque a todo lo anteriormente descrito (elaboración*, seguridad, efectividad comprobada, etc.), hay que saber qué tipo de inmunidad* confiere y eso solo se puede ver con el paso del tiempo.
Todos estos procesos podrían acortarse si hubiera una investigación base bien desarrollada, es decir, un terreno abonado que pillara a los científicos con parte del trabajo hecho. Sí, este virus es nuevo, pero es primo hermano de otro que apareció en 2003 y que el Centro Nacional de Biotecnología (CNB) del CSIC, comenzó a estudiar para conocerlo mejor, pero se abandonó esa línea de investigación porque el brote desapareció y porque la crisis del 2008 le dio un mamporrazo en forma de recortes draconianos a la investigación en general y a la de los coronavirus en particular. Me pregunto si tendríamos ya una vacuna o un antiviral de haber permitido al CNB seguir investigando.
Así que, a los impacientes que andan diciendo que los científicos se están tomando esto con demasiada calma les diría que se tranquilicen. En una hora no se ganó Zamora.



(*) Estos conceptos se explicarán en otra publicación del blog.

26 comentarios:

  1. Y qué razón tienes, cuando los científicos trabajan tras una vacuna y hay recortes pues es imposible seguir con los descubrimientos. De esos lodos estos barros. Un abrazo.

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    1. Creo que en esta ocasión estamos viendo de una manera cruel las consecuencias de los recortes en sanidad e investigación. A veces solo la más cruda realidad es capaz de abrirnos los ojos.
      Ojalá que aprendamos bien la lección y podamos rectificar para el futuro.
      Un abrazo, Mamen.

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  2. Ojalá todo el mundo tuviera la claridad de ideas, la serenidad y la confianza que demuestras en todos tus artículos, especialmente los de dedicados a la COVID-19; se acabarían los bulos y las histerias. Pero sobre todo agradezco que tus últimos artículos, este incluido, aporten razonamiento lógico, datos reales y la actualidad de la situación con un lenguaje tan divulgativo y tan asequible que cualquier tipo de lector puede comprenderlo y ver la situación con serenidad. Excelente.

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    1. Intento aportar una información lo más 'aséptica' posible, y alejarme de sensacionalismos que para eso ya están los medios de (des)información. Reconozco que anímicamente a mí este virus me está afectando, no sé si es el confinamiento o las malas noticias mal dadas (valga la redundancia).
      La enfermedad tiene unos síntomas que pueden ser graves, pero el desconocimiento de la situación puede hacer enfermar de angustia a más de uno que no tiene el virus en su organismo.
      Muchas gracias, Jesús, por tus elogios. Así da gusto.
      Un abrazo.

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  3. Tienes razón que sí algo nos ha traido esta porquería de virus es que se valora mucho más el trabajo de los investigadores. No se puede vivir solo del soly las panderetas y en este pais hay mucho talento que acaba marchándosefuera porque aquí con las “becas” (cuando hay) eternas no se puede vivir.
    Una de las investigaciones que hay en marcha es la de Oriol Mitjà que forma parte del equipo del Dr. Bonaventura Clotet que lleva años estudiando el SIDA y que ya comentó en otras ocasiones que de esa investigación se iban a beneficiar otras enfermedades, supongo que no esperaba que el Covid19 se convirtiera en protagonista pero se está aplicando lo aprendido investigando el sida. Su fundación se financia con ayudas públicas (las menos) pero sobre todo con ayudas de empresas. Ahora tienen un proyecto para recaudar fondos para seguir investigando #yomecorono porque cuanto más dinero, más investigadores pueden trabajar y antes conseguir resultados.
    Espero que después de esto, esos que mandan no se vuelvan a olvidar de la importancia de la investigación y la salud.
    Besos

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    1. El tema de la cloroquina y sus derivados (hidroxicloroquina y demás) ya lo estudiaron en China y también en Francia. Mitja y colaboradores (me gustaría resaltar lo de colaboradores porque este médico, en mi humilde opinión, ha acaparado demasiado la atención mediática y no siempre con declaraciones científicas; detrás hay mucha más gente, no solo él) se han centrado en este medicamento más otro utilizado para el VIH. Está claro que la alternativa más práctica es la de usar medicamentos ya comercializados y que al combinarse pueden acabar con este maldito virus.
      Esa corriente se está viendo en otros países con los que se comparte información, algo que a mí me parece fundamental. Que nadie tenga la arrogancia de colgarse la medalla de encontrar el primero un remedio y que en cambio se compartan los hallazgos es algo que parece se está haciendo, esperemos que siga así.
      A ver si aprendemos con esta dura lección y enmendamos errores de antaño, aunque, si te soy sincera, yo no tengo muchas esperanzas: el comportamiento de nuestros políticos me hace ser pesimista.
      Un besote, Conxita, cuídate mucho.

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  4. Cuando ruge la marabunta (o el Covid-19) es cuando se piensa en los científicos y encima se les exige rapidez, pero cuando los recortes se cargaron tantos y tantos proyectos de investigación en la crisis de 2008, como bien recuerdas, tan solo los científicos protestaron. No oí clamores en la calle al respecto.
    Se desmantelaron proyectos de investigación como el que mencionas, que bien podría tenernos con los estudios mucho más avanzados; se desmanteló en gran medida la sanidad pública, por una parte recortando en personal y material y por otra privatizando muchos servicios, y tampoco vi a la gente por las calles protestando (más allá de los profesionales).
    ¿Y sabes qué es lo peor? que si vuelven a repetirse los hechos se repetirán los comportamientos porque el ser humano no aprende nunca de sus errores y los comete igual una y otra vez. Mucha de la gente que sale a aplaudir a las ocho de la tarde, en cuanto esto pase, como hacían antes, irán a los hospitales con exigencias, protestarán por la comida, por el tiempo de espera, porque la enfermera no viene antes de terminar de tocar el timbre, etc, etc.
    Muy interesante artículo, como siempre. Espero ese en que vas a explicar conceptos tan apasionantes como la "no vida" de los virus o la reacción en cadena de la polimerasa.
    Un beso.

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    1. Estoy completamente de acuerdo contigo, Rosa, cuando se hicieron los recortes en investigación apenas nadie protestó, aunque yo sí fui a las manifestaciones, eh, ja, ja, ja. Pero es cierto que fuera de la gente que nos dedicamos a investigar, apenas tuvo repercusión. Recuerdo con pavor cómo me quedé sin recursos en medio de mi tesis doctoral cuando en el CSIC bloquearon las cuentas de todos los proyectos para hacer 'caja única': es una situación de impotencia absoluta.
      Cuando se quiso privatizar la sanidad hubo algo más de rechazo popular, al menos en las manifestaciones de Madrid yo sí vi algo de movimiento, y de hecho se paró (también tuvo que ver la denuncia ante los juzgados, claro). Pero también es cierto que aquello no incidió mucho en la vida de los españoles.
      Yo salgo a aplaudir todas las tardes y de vez en cuando se escucha algún "Viva, España" y yo me pregunto si quienes eso gritan han votado a los partidos "tan españoles" que han dejado a nuestra sanidad hecha una piltrafa en Madrid (me lo pregunto y me lo contesto: sí). Somos gente de contrastes, o todo o nada. Ahora tenemos esta enfermedad como un enemigo (que lo es) a combatir y estamos todos eufóricos, ensalzando a los sanitarios y a los policías, y a los bomberos y a los del Mercadona. En tres meses se nos ha olvidado 'tó', ya lo verás.
      Un besote, cuídate.

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  5. Como siempre, una magnífica entrada divulgativa. Te felicito una vez más.
    Solo voy a centrarme, y de forma lo más resumida posible (el tema daría para muchas entradas y comentarios) en cuatro aspectos a tener en cuenta:
    1) Mucha gente (demasiada, por desgracia) habla desde la ignorancia; entiéndase, desde el desconocimiento y de ahí que se digan segun qué cosas. Y es que en nuestro país falta la suficiente y necesaria divulgacion cientifica. Ha habido programas de TV de divulgativos y todavía hay profesonales (muy pocos) que se dedican a ello, pero me atrevería a decir que esos programas resultan aburridos para la poblacion en general. Y así seguimos viviendo en la ignorancia. Ahora hay periodistas que se les ve bastante bien preparados en temas médico-científicos, pero hasta no hace mucho hablaban, por ejemplo, de un virus cuando era una bacteria. Y no solo periodistas sino ministros de sanidad. Aun recuerdo aquel ministro (no quiero dar el nombre por si me equivoco y ahora no me place buscarlo por internet) que lidió con el tema de la intoxicación masiva por el aceite de colza adulterado, barajándose al principio varias teorías, entre ellas de la una infección vírica. Pues bien, dicho ministro afirmó ante las cámaras de televisión que se trataba de un "bicho" que si caía al suelo se mataba. Yo, a quien habria matado, había sido a semejante personaje. Si no sabes, pregunta a los que sí saben.
    2) El respecto y la gratitud hacia los profesionales sanitarios, me temo que será algo pasajero. Cuando este tema haya pasado al olvido, volverán las criticas de siempre en noctra de ese o aquel mñédico que no tiene ni p. idea. Somos así, impulsivos, actuamos por impulsos, al igual que nuestros gobernantes. En horas de angustia aplaudimos y abrazamos a nuestros "salvadores", pero luego si te he visto nio me acuerdo. Vamos, que solo nos acordamos de santa Bárbara cuando truena.
    3) Los recursos para la investigación dan pena, al igual que los salarios de los médicos e investigadores, que tienen que largarse a otros países para tener un salario digno que compense, en el caso de loa médicos, los 6 años de carrera, más los cuatro de residencia, más el doctorado (si lo hacen), más una super especialización (idem). Solo cuando aparece algo muy gordo (como lo fue el SIDA) se invierte el dinero que haga falta y nos orgullecemos de ello, alabando el alto nivel de nuestros investigadores. Cuando no es así, nadie se acuerda de ellos y seguimos invirtiendo una miseria en comparación con el resto de países de la UE. Otra muestra de impulsividad.

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    1. Sancho Rof esa el nombre del ministro lumbreras que dijo lo del bicho que si se cae al suelo se mata. Lo de la colza a mí me pilló recién ingresada en la universidad y el pitorreo a cuenta del ministro fue de aúpa. Aquella neumonía atípica que se creía infecciosa y que luego resultó ser una intoxicación alimentaria puso en evidencia la escasa o nula formación de los altos cargos ministeriales. Ahora la cosa ha mejorado un poco pero no nos podemos hacer ilusiones: de donde no hay, no se puede sacar.
      La poca idea de algunos periodistas también es de juzgado de guardia. Estos días estoy oyendo y leyendo cada burrada... Confunden virus con bacterias, vacunas con antivirales (a un periodista le oí hablar sobre un "retroviral antivírico", toma ya!!). De todos estos periodistas los que más me enfadan son los que, a su ignorancia supina, añaden el interés por criticar a los dirigentes: ¿en este país no se puede separar la política de alguna cosa, como es una epidemia, por ejemplo?
      Lo de invertir según 'la moda' es otra cosa que nos tenemos que hacer mirar. Aquí solo se actúa sobre la marcha y ante la falta de previsión debemos improvisar. Ahora hablan que los sanitarios han conseguido poner en una postura determinada a los pacientes más críticos y consiguen que respiren mejor. Estas 'mañas' se despiertan cuando no hay recursos materiales, en este caso a falta de respiradores. Es muy fuerte.
      Me voy a la segunda parte de tu comentario a seguir contestándote ;)

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  6. 4) El desarrollo de una vacuna o un fármaco, como muy bien dices, es un proceso muy largo y laborioso que muy pocos conocemos. La autorización de comercializacion de un medicamento se sustenta en tres pilares fundadmentales: calidad, seguridad y eficacia. Mientras no se demuetren esas tres condiciones, no se puede poner en el mercado un nuevo tratamento. Sí es cierto que, ante una situacion de gravedad, se pueden agilizar los trámites, tanto científicos como burocráticos, gracias al llamado "trámite de urgencia", y también existe (por lo menso existía cuando trabajaba en la industria farmacéutica) el llamado "uso compasivo", por el cual puede administrarse un fármaco todavía no autorizado pero que está demostrando su efectividad en pacientes en estado crítico y en el curso de un ensayo clínico, siempre que lo solicite un médico, lo acepte el centro hospitalario donde se llevará a cabo el tratamiento y lo apruebe el propio paciente o sus familiares si este no está en condiciones físicas y/o mentales para dar su consentimiento. Pero dudo que esto pudiera aplicarse en el caso del coronavirus. También aquí se da una doble moral por parte del "público": cuando no se dispone de un tratamiento, se culpa de ello a la lentitud de los investigadores, cuando no a los laboratorios farmacéuticos, con la cantinela de "claro, como lo les debe ser rentable..." y, luego, cuando por fin se dispone de un fármaco eficaz en la prevención o tratamiento de esa enermedad potencialmente mortal, viene la segunda parte: "qué caro que es, son unos ladrones", sin tener en cuenta la gran inversión realizada durante todo el largo proceso de investigación y desarrollo y sin saber que cuando se extinga la patente del nuevo fármaco a los pocos años (esto requeriría otra larga explicación), aparecerán los genéricos, muchísimo más baratos que el original porque el laboratorio comercializador no se ha gastado ni un euro en I+D, por lo que quien sí ha invertido millones de dólares/euros seve obligado a recuperar ese gasto astronómico y tener sus beneficios económicos, (pues suele tratase de empresas privadas) antes de que esos genéricos vean la luz, lo cual suele suceder tras un periodo de 5 años. La investigación pura puede darse en cualquier institución, pública o privada, pero la experimentación pre-clínica y la clínica, aun en el primer supuesto, suele ser financiada parcial o totalmnete por un laboratorio farmacéutico que sí tiene los suficientes recursos económicos para ello. Si no fuera de este modo, la investigación debería ser totalmente pública, cosa claramente inviable en la sociedad capitalista en la que vivimos.
    Uf, creo que me he excedido con creces y además me he ido por esos cerros de Úbeda a los que suelen ir los políticos para pasar un rato agradable, pero, como decía al principio, el tema da para mucho, porque no solo se trata del maldito coronavirus sino de todo lo que le rodea.
    Un beso y disculpa el rollazo.

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    1. Me encantan tus comentarios porque añaden información estupenda, Josep Mª, así que bienvenidos son.
      El proceso de poner en circulación un fármaco es más que laborioso y muy largo, tú lo has explicado perfectamente (gracias). A este respecto, y siendo muy consciente de que la demonización de los laboratorios farmacéuticos es completamente injusta, yo siempre digo que un laboratorio privado no es una ONG y que, como empresa que es, busca un beneficio. Si busca un beneficio, menos va a buscarse la ruina, así que ante todo debe ser rentable y hablar de rentabilidad en investigación es poner el listón muy alto porque los experimentos no son caros, son caríiiiiiisimos. Quien tiene que estar al quite a este respecto es la administración pública, esos son los que no deben buscar beneficio, y son los encargados de financiar a cuenta de los presupuestos del estado la investigación pública (que solo busca beneficio social) y hacerse cargo de parte de los costes de los fármacos privados. Esta es la base, pero parece que algunos dirigentes prefirieron gastar el dinero en aeropuertos sin aviones o en hospitales sin equipamiento porque cuando se hacen la foto es mucho más vistosa que hacerlo delante de una caja de comprimidos, claro.
      Gracias por tu estupenda aportación, colega.
      Un besote.

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  7. Y, por fin, disculpa las erratas tipográficas. Era tanto lo que quería decir con una brevedad que no ha sido tal, que no me he percatado de esos malditos gazapos.
    Otro beso.

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  8. Excelente artículo, merece que se difunda entre los "impacientes". Esto me recuerda a una escena de la película "Idiocracia". Por si no la conoces, es una comedia friki donde se especula acerca del futuro de la humanidad: los idiotas se han multiplicado en masa y dominan el mundo. El presidente de EE.UU. es un ex-luchador y actor porno. Ante una crisis global, reúne a sus científicos y les da un plazo de dos semanas para solucionarlo y hasta saca la ametralladora por si no les queda claro, jaja. La película no es que sea una obra maestra pero es ácida hasta la corrosión.
    Yo os animo a todos los científico a seguir insistiendo, que cuando pase todo no vuelvan las aguas a su cauce sino que sigan rugiendo, porque los políticos son cortoplacistas y nuestra sociedad de la abundancia no va a renunciar a la inmediatez. Nos hemos malacostumbrado y ya se sabe lo que cuesta domar a un niño consentido. Que se lo digan al "hermano mayor".
    Te agradezco de verdad tus artículos, los espero como agua de mayo. Me tranquiliza tanto sentido común en medio de este desastre.
    Un abrazo.

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    1. Todo un visionario el guionista de Idiocracia, porque hay virus más peligrosos que este Covid-19.
      No sé yo si algo cambiará cuando esto pase, si acaso el temor a que se repita será lo que haga que se valore, y se invierta, más la investigación. Puede que ahora nos demos cuenta de que todos somos vulnerables ante ciertas amenazas. Los súper atentados terroristas ya nos dieron un toque de atención: Occidente se dio cuenta de que el peligro estaba en nuestra puerta. Ahora un virus nos pone contra las cuerdas y nos avisa de lo vulnerables que somos todos (aunque los poderosos siguen teniendo ventaja porque para esos no faltan ni pruebas diagnósticas ni respiradores).
      Gracias por ser un visitante tan ilusionado. Encantada de añadir un poquito de sentido común cuando impera tanta tontería por todas partes y tanta noticia falsa.
      Un abrazo, Gerardo.

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  9. Está claro que la investigación para sacar un nuevo fármaco lo mismo que la vacuna lleva su tiempo. Pero aquí no nos acordamos de Santa Bárbara hasta que no truena, como dice el refrán. ¡Cuántas vidas se hubieran salvado si no se hubieran hecho recortes! Pero claro, la investigación no era algo prioritario...Ahora nos damos cuenta del error, cuando ya es demasiado tarde. También se recortó lo suyo en sanidad, y ahora está pasando factura. Espero que esto sirva para que los de arriba se den cuenta de estos fallos, que vean un poco más allá de sus narices, y pongan remedio en el futuro.
    Ahora dicen que se acercan tiempos difíciles, de una gran crisis económica cuando salgamos de la sanitaria, veremos lo que pasa y si han aprendido algo.
    Como siempre muy acertado tu artículo. Da gusto leerlo.
    Un abrazo

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    1. Ojalá tomemos buena nota de todo esto y se corrijan los errores, que los hay y son bastantes, pero eso se analizará después.
      Lo de la crisis económica también es preocupante, pero ahora mismo yo estoy más centrada e interesada en que los contagios se frenen y que los necesitados de atención hospitalaria estén atendidos como es preciso para que la mortalidad no aumente por falta de medios. Lo que pase con los números de la economía es algo que yo pongo en segundo plano de momento. A ver si alcanzamos el maldito pico de una vez y esto empieza a darnos respiro.
      Gracias, Rita, por tus amables palabras.
      Un abrazo.

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  10. Hola, Kirke. Magnífica explicación, como siempre. Uno escucha y lee cosas en las publicaciones periodísticas y no sabe qué creer. Algo que no entiendo es por qué se espera que la curva de contagio del virus se haga más lenta. Será que al pasar de persona a persona el virus se debilita?
    Un abrazo

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    1. El confinamiento tiene como objetivo que los contagios desciendan y que el flujo de de pacientes que van al hospital se extienda en el tiempo y no vayan todos a la vez.
      Según los epidemiólogos, la curva de afectados refleja, si se mide el área, el número total de afectados. Los números totales son los mismos si la curva presenta un pico acusado o si la curva es aplanada y ancha, pero la diferencia estriba en que el máximo número de pacientes se da en una o dos semanas (colapso de los hospitales y aumento de mortalidad por falta de atención médica adecuada) o se da en dos meses y medio (la curva más aplanada), entonces todos los ingresados podrán ser atendidos correctamente y la supervivencia será mayor.
      Ralentizar el contagio supone que la llegada de pacientes sea poco a poco y no de golpe. Algunos expertos opinan,dado la gran capacidad de contagio de este virus, que el 70-80% de la población acabará infectándose (si no se encuentra una vacuna), que es inevitable, pero si esto se da en cuatro, cinco años, podrá ser asumible por la sanidad.
      Un abrazo, Mirna.

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  11. ¡Hola, Paloma! Bueno, ayer volví a visionar Doce Monos, una extraordinaria película de Terry Gillian, y mi visión de los científicos es más inquietante hoy, je, je, je... Bueno, ahora en serio. El problema es que las políticas de cada gobierno las marcan los votantes, y, desgraciadamente, los votantes somos cortoplacistas. Ahora exigimos que se aumenten los recursos para la investigación, cuando hace cuatro días todavía escuchaba aquello de "con el hambre que hay en el mundo y estos gastando millones en lanzar naves espaciales". Es más, si por casualidad, en un futuro hubiera una amenaza de guerra cercana, esos mismos pedirían un incremento del presupuesto destinado al ejército.
    Ahí radica el drama, los gobiernos tendrían que tener un plan a medio o largo plazo. Pero eso no da votos en las siguientes elecciones. Un círculo vicioso al que no le veo solución tal y como estamos hoy día.
    En cuanto a la impaciencia es otro drama al que nos hemos mal acostumbrado. Lo queremos todo y lo queremos ya. Ello es imposible en medicina. Y volvemos a lo de antes. Hace décadas hubo un medicamento el optalidon que era mano de santo. ¡Lo curaba casi todo! Luego se descubrió la fuerte adicción que causaba. Y es que un medicamento, en su acepción general, es algo muy peligroso si no conocemos perfectamente todos sus pros y sus contras.
    Lo que me está llamando la atención son cuantas iniciativas respecto a vacunas y tratamiento se están llevando a cabo en la actualidad. Cada día nos levantamos con una. Que si en China, que si en Alemania, USA, España... Es como si hubiera una competición para ver quién se lleva el gato al agua, y, por supuesto, el beneficio económico posterior. También he observado a mucho científico estrella buscando su minuto de gloria sin tener, en realidad, nada tangible para tratar el coronavirus, como el que ha mencionado Conxita y del que desconfío un tanto en ese papel mediático. Bueno, en todo este último párrafo creo que todavía sigo con la influencia de Doce Monos, je, je, je...
    Lo que sí digo muy en serio es lo fantástico que es tu blog, y lo clarificadoras que son tus entradas, Paloma. ¡Un fuerte abrazo!!

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    1. Hola, David. Es cierto que en Doce monos los científicos no quedan muy bien, la verdad, pero aunque en aquella película también era un virus el que la liaba parda, hay que tener en cuenta que los guionistas hicieron lo que quisieron, ja, ja, ja.
      Que todos quieran encontrar un remedio y ya es lógico, porque esta pandemia no afecta a un sector concreto como pasa con otras enfermedades infecciosas (Sida, dengue, malaria, etc, etc), aquí todo el planeta está expuesto, poderosos y pobres, políticos y gente de la calle, blancos y negros (aunque no todos tienen las mismas posibilidades de salir adelante porque no todos pueden acceder a servicios sanitarios adecuados).
      El caso es que investigar este virus para atacarlo es de interés mundial. Parece (y resalto esto de 'parece') que se está compartiendo información entre diferentes equipos investigadores, aunque supongo que si es uno en concreto el que da con la solución se tiene asegurado el Nobel en medicina y en alguna categoría más además de la patente correspondiente. Espero (y resalto ese 'espero') que esto no sea un impedimento para seguir compartiendo las averiguaciones que cada equipo logre, porque la ciencia avanza más y mejor cuando se colabora y cada grupo aporta su saber y su experiencia al interés general (ven mejor cuatro ojos que dos).
      Es cierto que la atención mediática tiene sus riesgos y puede no ser beneficiosa para los científicos. En el caso de Mitjá hay que tener en cuenta que le avala toda una trayectoria impecable desde el punto de vista científico, su prestigio como investigador es muy bueno y está sustentado por las publicaciones y su trabajo; otra cosa es que se venga arriba y, de vez en cuando, opine sobre otras cosas que nada tienen que ver con la ciencia, está en su derecho, claro que sí, pero eso puede desvirtuar sus descubrimientos porque algunos ven intereses ocultos en sus manifestaciones (en este país siempre ha habido mucho mal pensado). Por eso creo que tanta atención mediática en los científicos no es buena para la investigación, y más cuando se focaliza en una sola persona porque eso difiere mucho de lo que es la investigación científica que es un trabajo en equipo.
      En fin, confiemos en los equipos de Mitjá, en los del instituto Carlos III, en el CNB, y en muchos más que tenemos aquí y muy buenos, para que entre todos den con una solución.
      De momento yo me voy a recuperar el DVD de Doce monos que me han entrado ganas de volver a verla ;)
      Un abrazo y gracias por tus palabras hacia este blog.

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  12. Saludos, Paloma.

    Excelente artículo y excelentes reflexiones. Leyendo los comentarios de tus lectores he visto más sentido común en sus palabras que muchos de los que últimamente "salen en la tele" a decir chorradas y colgarse medallitas haciéndose los entendidos cuando no tienen ni puta idea de lo que hablan. Yo, de ciencia, sé poco. La asignatura de Física y Química nunca fue de mis favoritas, desde luego. Pero celebro que aún haya gente en el mundo a la que le apasione todo lo relacionado con dichas materias.

    Yo, desde mi modesta posición, sí que puedo decir, científicamente demostrado además, que cuando todo esto pase no tardaremos mucho en volver a las andadas. Fíjate que no llevamos ni dos semanas y media de confinamiento y ya los políticos se están tirando los trastos a la cabeza. Eso sí, en honor a la verdad, he de decir que los capullos carecen de ideología: veo y leo chorradas procedentes de todos los signos habidos y por haber: izquierda, derecha, nacionalistas, nacionales, y de esa cosa tan rara que dudo que exista llamada centro. Y es que para el virus de la idiotez sí que no hay vacuna posible.

    Recibe un fuerte abrazo, y un cordial saludo para tus lectores.

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    Respuestas
    1. Estoy de acuerdo contigo, Pedro, que el virus de la idiotez no conoce fronteras, ataca a todos por igual, sobre todo a los que tienen las defensas más bajas, léase los que son más ignorantes.
      Ayer oí una noticia que decía que Boris Johnson y Trump se estaban reforzando con esta crisis, mientras que nuestro presidente está perdiendo apoyos populares. Yo esto no sé cómo interpretarlo, lo que pasa con los ingleses y los norteamericanos no sé si es patriotismo (ya sabes, un ataque a toda la nación y el pueblo se une como una piña con su presi) o estupidez porque esos dos señores están gestionando la epidemia en su países de puta pena. Pero si no entiendo lo que pasa en esos dos países, menos entiendo lo que pasa en el nuestro, porque lo primero que ha hecho la oposición ha sido ir a degüello, y eso tampoco es, creo yo. Los presidentes autonómicos pidiendo "sus" cosas, para "sus" autonomías y para "sus" votantes. La palabra "mi" impera por todos lados y luego nos dicen que situaciones como estas unen a la gente... no será a la gente política, desde luego.
      Creo que entre el común de los mortales, o en una buena franja, hay mucha más sensatez. Me alegra lo que dices de los comentarista que por aquí pasan porque yo también pienso lo mismo, y quiero creer que eso es lo que hay en general.
      Como muestra de que "España is diferent" y ahondando en lo que aquí ocurre, ayer al aplaudir a las ocho se lanzaron vivas a España, a la policía, al ejército y... a la república. Somos la leche.
      Un besote y cuídate mucho.

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  13. Que cosa tan espeluznante estamos viviendo.cuesta creerlo.
    Ojala todo se solucione pronto aunque sabemos que llevará tiempo.
    Muchos saludos y esperemos que sea todo lo mejor cito posible.

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