martes, 26 de noviembre de 2019

Bacterias resistentes a antibióticos: el nuevo Armagedón




«En caso de duda consulte a su farmacéutico» Este consejo -duramente criticado por algunos médicos que se resisten a reconocer que de fármacos quien entiende más es el boticario- aparece en la publicidad de muchos medicamentos -una publicidad que, ya puestos a criticar, yo he cuestionado con dureza desde siempre-. Pero esa frase no es un adorno cualquiera, o un reclamo publicitario más. Consultar cuando se tienen dudas sobre lo que sea es lo más lógico que se puede hacer, además se ha de preguntar a quien entiende del tema. De cajón. Si, encima, nuestras dudas se refieren a la administración de un medicamento, el preguntar y consultar se convierte en algo indispensable para no liarla parda.
Cualquier fármaco debe utilizarse con mesura y siempre siguiendo las pautas que el médico o el farmacéutico prescriben; esto debe hacerse por seguridad y por sentido común. Pero ya se sabe que el sentido común es el menos común de los sentidos y muchas veces brilla por su ausencia viendo las barbaridades que hacen algunos cuando se están medicando.
Administrarse el doble de la dosis prescrita en la creencia de que, al doblar la cantidad, el tiempo en sanar será la mitad, es un ejemplo de los muchos que podría citar y a los que asistí en mi etapa profesional detrás de un mostrador de una oficina de farmacia. Aún recuerdo con espanto el día que un cliente, delante de mí, se bebió un frasco entero de Bisolvón tras decir «En lugar de tomármelo durante una semana, me lo tomo de una vez y la tos se me curará antes».
Esta estulticia por parte de algunos es especialmente peligrosa cuando se trata de antibióticos, pero no solo es peligrosa para el que comete la imprudencia, lo es también para todos los demás.
La arrogancia de algunos pacientes al creer que ellos saben mejor que nadie cuándo y cómo deben tomar un antibiótico se convierte en un peligro que nos afecta a todos, a los insensatos y a los que aún nos queda un poquito de ese sentido común que tan raramente aparece. Y es que el uso indiscriminado de los antibióticos nos ha llevado a una situación muy delicada que está provocando un problema serio a nivel sanitario por culpa de las resistencias a los antibióticos.
Pero, ¿qué son las resistencias a los antibióticos? Para entender en qué consisten, primero hay que saber algo sobre la morfología de las bacterias.
Las bacterias son microorganismos procariotas, lo que en castellano llano quiere decir organismos microscópicos unicelulares muy sencillitos. Esa sencillez se traduce en que su material genético está resumido en una cadena única de ADN, sistema haploide, y no en dos como se da en las células más complejas o diploides. Además, esa cadena es muy cortita, es decir, tiene muy pocos genes, algo natural pues si la bacteria solo está compuesta de una célula, a qué llevar mucha información. Si uno es simple, es simple y ya está.
Cuando un ser vivo tiene doble cadena de ADN, los genes que codifican una misma función, o una característica, están duplicados. Si son iguales no hay problema, se manifiesta lo que esos dos genes “dicen”, pero si son distintos ―lo que suele ocurrir la mayoría de las veces― entonces uno de los genes (el gen dominante) se impone sobre el otro (gen recesivo) y ese es el que “dice” cómo va a ser la característica o función que regula. A veces no domina ninguno y, en completo consenso, la característica o función resultante es una mezcla de lo que dice uno y de lo que dice el otro.
Por ejemplo, un gen dice que los ojos van a ser de color azul, y el otro que marrones. Si ninguno tiene la fuerza necesaria para imponerse a su compañero, el resultado será ojos de color verde: ni para ti, ni para mí (en realidad el mecanismo es mucho más complejo, pero no voy a meterme en profundidades).
Esto ocurre en los sistemas diploides, es decir, aquellos que tienen doble cadena de ADN, pero ya hemos dicho que las bacterias son haploides, que tienen solo una cadena de ADN.
En el ADN de las bacterias cada gen es dueño y señor de su información, no tiene ningún compañero que le tosa ni que le cuestione. Si un gen “dice” que va a romper la membrana de las células óseas (por poner un ejemplo), las va a romper sí o sí.
Hemos hablado de seres haploides y de cadenas únicas de ADN, ahora vamos a complicar un poquito más las cosas hablando de mutaciones genéticas.
Básicamente, una mutación genética es un cambio en la secuencia o en la naturaleza del ADN celular. Las mutaciones se pueden dar por muchos motivos pero la mayoría de las veces son espontáneas, ocurren porque sí, sin más razón ni causa.
Cuando un gen muta en una célula de un organismo complejo, ese cambio pasa desapercibido en la inmensa mayoría de los casos, pero cuando lo hace en un ser que solo está compuesto de una célula y que solo tiene una cadena de ADN, el cambio se va a manifestar siempre.
Las bacterias mutan constantemente. Según en qué consista la mutación el resultado puede ser o no preocupante. La mayoría de las veces esos cambios aleatorios que el azar ha conferido se quedan en nada, pero a veces, la mutación consiste en aportar una característica que, por ejemplo, las hace invulnerables al ataque de un agente extraño. Si ese agente extraño no anda por las inmediaciones de la bacteria mutante, la mutación pasa desapercibida, pero si el agente extraño está presente la bacteria que ha mutado tendrá una característica que la hará más fuerte frente a sus compañeras que no tienen esa mutación y, mientras sus colegas sin mutar sucumben frente al enemigo (el agente extraño), la bacteria mutante sobrevivirá y será la que se reproduzca (el término correcto es replicación) dando más bacterias fuertes frente a ese agente exterior. Teniendo en cuenta que el ritmo reproductor/replicador de las bacterias es asombroso, el surgimiento de una nueva cepa de bacterias con esa mutación es drástico.
Si el agente extraño se trata de un antibiótico, la bacteria mutante resulta ser una bacteria resistente a ese antibiótico.
Así que, ante todo esto, los antibióticos no crean las resistencias, la mutación es obra del azar. Lo que hacen los antibióticos es seleccionar y propiciar que una bacteria resistente a ellos y que ha mutado, insisto, aleatoriamente, sea la que sobreviva y la que se replique creando millones de coleguitas idénticas a ella.
Tomar antibióticos puede favorecer que esas bacterias mutantes y resistentes proliferen al ser las más fuertes. Entonces… ¿no debemos tomar antibióticos? Sí y… no.
Hay que tomar antibióticos cuando sea necesario. Esto, que parece una perogrullada de tomo y lomo, resulta que no se cumple casi nunca.
Cuando tenemos una infección bacteriana hay que combatirla con antibióticos, siempre siguiendo las pautas y los tiempos establecidos por el personal sanitario -dentro del personal sanitario no se encuentra la vecina del quinto que tuvo una enfermedad parecida y que se tomó una cosa que le vino muy bien-. Y en ese aspecto, el de ser una infección bacteriana, se encuentra el motivo principal por el que hoy en día hay tantas bacterias resistentes.
Hemos visto cómo las bacterias se replican y cómo una mutación las puede dar súper poderes según en qué medio se desenvuelvan. Pero ¿qué pasa con los virus? Pues, con los virus no pasa nada cuando se dan antibióticos, porque LOS ANTIBIÓTICOS NO SIRVEN PARA LOS VIRUS. Es más, si tratamos con antibióticos una infección vírica, no solo no vamos a conseguir que el paciente se cure, además vamos a propiciar que las posibles bacterias mutantes que pueda tener el paciente (que no están causando infección) *, proliferen más que sus compañeras y sean las que predominen, en una posterior y probable infección, resistiendo el tratamiento antibiótico.
Y ¿cómo sabemos si tenemos una infección vírica o bacteriana? La mayoría de los procesos catarrales y todos los gripales son causados por virus. En el mercado farmacéutico hay otro tipo de compuestos llamados antivirales pero que, en procesos no peligrosos, como son los catarros y la mayoría de las gripes, no se emplean en pacientes con un estado de salud óptimo (virus gripal aparte).
Así que cuando uno moquea un poquito, tiene algo de tos o simplemente se ha agarrado la gripe invernal de todos los años, lo que hay que hacer es esperar que el virus se marche (termine su ciclo vital) y, mientras lo hace, combatir los síntomas para que el virus de marras no nos haga demasiado la puñeta. Tomar cualquier tipo de fármaco que no sea un antitérmico, descongestionante o analgésico, no va a servir de nada. De todos debería ser conocido que el virus de la gripe con tratamiento dura siete días y sin tratamiento dura una semana.
De todas formas, si no estamos seguros de pasar un proceso viral o bacteriano lo que debemos hacer es preguntar, y ¿a quién? Pues a quien sabe del tema, es decir, a un médico que nos diagnosticará nuestra dolencia. Como debe ser.
Desde que Fleming descubrió la penicilina en 1928 son muchos millones de vidas las que se han salvado gracias a los antibióticos. Además, la esperanza de vida ha aumentado en más de 20 años gracias a estos fármacos. Pero esto está empezando a cambiar.
El uso/abuso indiscriminado de antibióticos ha favorecido la proliferación de bacterias resistentes a los mismos de manera que el año pasado hubo casi un millón de muertes por infecciones resistentes a antibióticos. Bacterias relativamente fáciles de combatir hace unos años son, en la actualidad, un hueso duro de roer para acabar con ellas. Infecciones más o menos curables hace unas décadas están empezando a resultar mortales en algunos países.
Los laboratorios farmacéuticos están al quite, pero el avance en la creación de nuevos antibióticos no es tan rápido como la aparición de cepas resistentes. El panorama se presenta muy negro, se estima que en 2050 habrá diez millones de muertes atribuibles a infecciones resistentes a antibióticos superando al cáncer como principal causa de muerte en el mundo.
La cosa es seria y si no nos ponemos las pilas esto puede terminar como el rosario de la aurora.
Mucho se habla del cambio climático y sus desastrosas consecuencias en la supervivencia del género humano, pero tenemos otros enemigos que también pueden acabar con nosotros y mucho antes de que lo haga el sobrecalentamiento global: las bacterias.
Cuando algunos se imaginan un mundo distópico donde la Tierra ha sido destruida, piensan en un planeta arrasado por la radiación nuclear, o devastado por desastres climatológicos, o por fenómenos naturales como terremotos y tsunamis, incluso invadido por seres de otras galaxias. Yo me imagino la Tierra despoblada de vida humana al ser invadida por otra especie, pero no extraterrestre: me imagino la extinción del género humano por la invasión de unos seres procariotas microscópicos. ¿Alarmismo? ¿Desvarío? No. Deducción lógica. Como sigamos así las vamos a pasar canutas.
Pero aún estamos a tiempo, más o menos. En manos de todos está el uso responsable de los antibióticos, nos va en ello la salud y la supervivencia.


(*) la presencia de bacterias patógenas en el organismo no siempre es sinónimo de infección, todo depende del sistema inmune del individuo y de la cantidad de bacterias presentes.

22 comentarios:

  1. Excelente entrada. Paloma. Conviene divulgar estos aspectos tan importantes como cotidianos.
    En primer lugar, mencionar algo que dices y que podría ser anecdótico, pero que no lo es: el papel del farmacéutico, que es cuestionado por el médico, tratándole de intruso. En el plano práctico, el consejo farnmacéutico evita consultas médicas en un ambulatorio habitualmente colapsado. Y en el científico, resuelve serias dudas y aclara cuestiones fundamentales para el paciente.
    Un asunto realmente grave es la (habitual) ignorancia científica de la gente de a pie. Todos saben de política y de economía, pero no saben distingjuir entre un virus y una bacteria, y por mucho que se les diga que un antibiótico no sirve ante una infeccion vírica, les da igual. Y luego resulta lo que comentas, que se fían más del amigo o vecino que de quien realmente sabe. Ese boca-oído es muy peligroso. Hacen falta más campañas informativas.
    Es cierto que a veces puede resultar confuso distinguir entre una infección bacteriana y una vírica, y solo puede despejarse la duda definitivamente mediante un cultivo. Pero todos buscamos la inmediatez y el resultado de dicho cultivo tardará tanto que, si se trata de una infección producida por una bacteria patógena, cuando se corrobore ya habrá alcanzado una dimensión preocupante. Yo lo que hago ante un proceso de las vías respiratorias (reconozco que de jovencito recurría al antibiótico a la primera de cambio) es iniciar un tratamiento sintomático y si al cabo de 48 horas no he notado ninguna mejoría, ello me hace pensar en un estreptococo u otra bacteria maligna, je,je.
    Dicho esto, y aunque sea farmacéutico, no espero que quien lo lea lo tome como modelo y luego me eche la culpa. Que consulte al médico, ja,ja,ja.
    Finalmente, reitero la preocupación sobre la aparición de cepas resistentes a los antibióticos. Los microorganismos ya causaron epidemias mortales en el nuevo mundo a los pobres indígenas que no habían estado en contacto con ellos. Del mismo modo, podemos ser vencidos por una "simple" infección resistente a los antibióticos más modernos. Hay un ingeniero, economista, futurista y no sé cuántas cosas más, un millonario venezolano, que escribió el libro "Ls muerte de la muerte" y que afirma que dentro de unos cuantos años se habrá abolido la muerte (excepto la voluntaria y la accidental) gracias a los continuos avances en medicida y biotecnología. Lo que parece ignorar ese individio es que mientras hay enfermedades que ya son curables o incluso extinguidas, aparecerán nuevas por culpa de esas mutaciones inesperadas, hábitos insanos o contaminación ambiental.
    Un beso.

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    1. Se me olvidó decirte el nombre de ese venezolano de marras: José Luis Cordeiro. Por si quieres indagar.
      Otro beso de propina.

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    2. Hola, Josep Mª
      Afortunadamente, el papel del farmacéutico se está reconociendo en muchos sectores sanitarios, aunque aún hay algún que otro médico que se resiste a ver que en el ámbito del medicamento quien más sabe es el farmacéutico, es verdad que de esos rancios quedan pocos (aunque hacen mucho ruido). De hecho, cuando yo trabajé en una clínica privada en los años noventa, el papel del farmacéutico apenas consistía en negociar con los laboratorios buenos precios para los pedidos. En cambio, ahora, hay reuniones interdisciplinares en los centros hospitalarios donde el farmacéutico opina y decide sobre las pautas de administración, la combinación de medicamentos en pacientes polimedicados o se encarga de la vigilancia de las preparaciones de la nutrición enteral y parenteral. Nada que ver a lo que se daba hace un par de décadas.
      Yo tengo otra "regla de oro" para saber si tengo una infección bacteriana o vírica, como no es muy exacta no la he puesto en el post. Consiste en observar el color y consistencia de la mucosidad nasal, no voy a entrar en detalles porque no es plan, pero avanzo que si uno moquea agua... ahí, seguramente, no hay bacterias.
      En cualquier caso, el médico explorando puede detectar, en la mayoría de los casos, qué tipo de infección es.
      Lo de ese millonario (gracias por poner el nombre, indagaré sobre él porque me has picado la curiosidad) es de una arrogancia insultante. Se creen que el dinero todo lo puede, y aunque lo puede casi todo, lo cierto es que algunas cosas van más allá de nuestro poder adquisitivo. Las infecciones son mucho más peligrosa que cualquier tóxico porque una vez se extienden es muy difícil pararlas, el contagio es exponencial y la cosa se descontrola de mala manera.
      Como bien comentas, es necesario que desde las instituciones se conciencie a la población (actualmente hay una campaña en marcha), pero también es cierto que algunos médicos aún no se han coscado del tema muy bien y son de "receta fácil" en cuanto a antibióticos.
      Gracias por tu colaboración con tu generoso y fundamentado comentario.
      Un besote, colega.

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    3. Por cierto, Josep Mª, no he hablado, por no alargar mucho el post, de la "nueva" alternativa que se está planteando ahora contra las resistencias a antibióticos (pongo entre comillas lo de nueva porque la técnica es más antigua que la tos), me refiero al uso de bacteriófagos, algo que a mí no me termina de convencer, porque añadir un virus al tinglado de una infección bacteriana... Lo mismo trato el tema en el blog más adelante.

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  2. Muy buen tema para los que somos ignorantes de como tomar las medicaciones. Yo he tomado muchos antibióticos por mi enfermedad de bronquios y la mayoría de las veces eran bacterias y han tenido que ser tratadas con antibióticos. Hoy en día me cuido con un tratamiento y si dejo de tomarlo me pongo malita o me falta el aire. Las bacterias forman parte de mi.Pero enseguida que me noto que no ando bien acudo al médico y él me trata con lo que necesito. Un abrazo.

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    1. Hola, Mamen.
      Es posible que tu reincidencia a enfermar, además de cierta predisposición (todos tenemos un punto débil) se deba a la resistencia a los antibióticos. En cualquier caso, si es tu médico quien decide cuándo debes tomarlos, eso es lo que hay que hacer.
      No sé qué opina tu médico en tu caso, pero si eres propensa a padecer de los bronquios, hay terapias que estimulan el sistema inmune para fortalecerlo y así combatir mejor esas infecciones recurrentes.
      Un besote.

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  3. Una entrada genial, Paloma. El tema de la automedicación es desde luego preocupante, me ha encantado el toque de humor que le imprimes al tratar el uso abusivo de antibióticos. Ha sido una lectura de lo más instructiva y la he seguido atentamente. Yo no soy muy dada, por no decir nada dada a medicarme por mi cuenta, por un lado porque tengo problemas con determinados productos químicos y por otro lado porque no soy doctora para saber qué he de tomar, en fin que tienes toda la razón y hay que evitar por todos los medios medicarnos sin consultar al especialista y no hacer un mal uso de los antibióticos.
    Me ha encantado leerte al mismo tiempo que he aprendido algo más sobre las bacterias y los virus. Muchas gracias por tan valiosa información y enhorabuena por esta explicación tan amena.
    Abrazos.

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    1. Hola, Marina.
      Para quienes, como tú, tienen problemas de tolerancia con algunos productos, la cosa es aún peor si uno se automedica, porque además de no curarse (que es lo que suele ocurrir en la mayoría de los casos), encima pueden empeorar por efectos adversos a los medicamentos.
      Me alegra mucho saber que esta entrada te ha sido útil, y que la exposición ha sido clara, porque la intención y el objetivo de este blog es acercar a los profanos en la materia la ciencia y que se entienda un poquito más. Encantada de haberte ilustrado sobre bacterias y virus.
      Un besote muy grande.

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  4. Desde luego tienes dotes para la enseñanza, Paloma. No se me ocurre una explicación más didáctica y sencilla siendo, a la vez, totalmente rigurosa. Me ha "encantado mucho" :))

    Yo tengo una vecina que decía llevar siempre antibióticos en el bolso porque así, cuando a sus hijas, por aquel entonces niñas, les daba un poco de tos o "algo", se los podía dar estuvieran donde estuvieran y les cortaba la enfermedad en seco. Espero que esas crías, hoy adultas, tengan mejor juicio que su madre.

    No puedo añadir nada a tu post porque ya lo dice todo. Espero que la educación a este nivel funcione y estemos a tiempo de parar una práctica tan extendida como peligrosa: la automedicación.

    Genial, Paloma, un aplauso para ti.

    ¡Un beso!

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    1. Hola, Julia.
      Menudo peligro tiene esa vecina tuya. Seguro que además de darles antibióticos a sus niñas en cualquier momento, lo haría sin respetar las dosis ni las pautas, algo que es fundamental para que sean efectivos en el hipotético caso de que estuvieran indicados.
      Me alegra que tú, siendo médica, des el beneplácito a esta publicación. Todos los que tenemos relación con el mundo de la sanidad, tenemos la obligación de extender y explicar las prácticas más adecuadas para evitar males por mala praxis.
      Gracias por ese aplauso, guapa.
      Un besote y buen viernes.

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  5. De lo más interesante tu entrada, Paloma. No es que ignorara lo que cuentas, pero lo cuentas de una forma que es de lo más didáctica. De haber seguido dando clase te hubiera pedido el texto para pasarlo a mis alumnos y que se lo trabajaran. Yo no habría sabido explicarlo tan bien. Te metes con conceptos complejos (haploide, diploide, procariota...) y los haces tan simples que los entiende cualquier profano. Tus alumnos tienen mucha suerte de contar contigo.
    Cuando yo explicaba a mis alumnos cuestiones medioambientales y me decían que el hombre iba a terminar con la vida en la Tierra, yo les decía que el hombre no tiene tanto poder y que, en todo caso, la vida continuará "aunque sea en forma de bacteria". El entrecomillado ya lo coreaban ellos en cuanto yo decía: la vida continuará...
    Realmente interesante. Un beso.

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    1. Hola, Rosa.
      Todo un honor y un piropazo que una profesora como tú me diga que me he explicado muy bien.
      Estoy segura que el género humano tiene los días contados, nos vamos de aquí sin remedio, como les pasó a los dinosaurios pero en nuestro caso por culpa de nuestra propia estulticia. Nosotros nos iremos pero la vida seguirá, y yo también pienso que en esa vida se encontrarán las bacterias.
      Gracias por tu fidelidad y tu colaboración.
      Un besote grande.

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  6. Bueno, por fin llegué a tu entrada, Paloma. Me interesaba mucho porque el asunto de la toma indiscriminada de antibióticos es un hecho, así como lo es -o lo ha sido, más bien- la afición de ciertos facultativos de matar hormigas a cañonazos por eso de mejor prevenir no vaya a ser que el catarro de marras luego se complique y tal. Yo lo he oído más de una vez. Luego está la cosa de tener que cumplir los periodos de dosificación y no interrumpirlos en cuanto percibamos mejoría. Todo esto nos va implando de antibióticos, es cierto.
    Hay también el fenómeno contrario que en mi opinión ahora mismo está proliferando. Es el hecho de que los mismos médicos que antes nos ponían ciegos a base de fármacos, ahora se inhiben y se ponen de perfil en ciertos casos. Es evidente que ahora para que te receten un antibiótico tienes que llegar hecho un pingajo a la consulta- Creo que es el efecto acción-reacción, algo que en nuestro querido país se nos da de miedo porque siempre -fíjate bien, Paloma, no es broma- en todo somos los primeros o los más..., y ahora, parece, que nos va a tocar serlo también en ello.
    Personalmente espero que una leve infección bacteriana de oído que arrastro desde hace un tiempo se me cure por sí misma pues ninguno de los galenos a los que he acudido -¡y ya llevo unos cuantos!- me describen a las mil maravillas la dolencia pero luego me facturan para mi casita con un 'se irá pasando', 'no es preocupante' y cosas así de las que me acuerdo bastante cuando el pinchazo o dolor me sobreviene. Menos mal que sé que se me irá pasando y que no es preocupante pero..., ¡ay!, otra vez...
    Un beso, Paloma

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    1. Hola, Juan Carlos.
      Dicen que en el término medio está la virtud.
      Los médicos que recetan antibióticos por si acaso, por si esa infección en principio vírica pasa a complicarse siendo bacteriana, tienen razón en su pronóstico pero fallan en la actuación. Me explico: hay infecciones víricas que al deprimir el sistema inmune favorecen que bacterias oportunistas se aprovechen de ese estado de defensas alterado e infecten al enfermo en principio vírico. Eso es verdad, pero lo que hay que hacer es vigilar la infección vírica y tras observar al paciente dos o tres días después, valorar si la infección bacteriana se ha dado o no, si es positivo entonces se empieza a medicar con antibióticos. Evidentemente esta práctica es más laboriosa que la que se suele hacer, es decir, le doy antibióticos por si acaso. A mi suegra, hace un mes, con un simple catarro el médico le recetó amoxicilina porque "como usted ya es mayor, 'seguramente' se le complicará con infección pulmonar". Ese "seguramente" es una posibilidad que hay que certificar viendo al paciente dos o tres días después para constatarlo y entonces, sí, hay que recetar antibiótico.
      En el otro platillo de la balanza están los que no dan antibióticos ni a tiros, y eso tampoco es. En casos, como el tuyo, en que pasan los días y la infección no remite por sí misma creo que habría que dar antibiótico, pero los galenos sabrán qué tipo de infección es. en cualquier caso espero que sí te prescriban analgésicos porque el dolor de oídos es muy jodido (perdón por la expresión pero no se me ocurre ninguna otra que describa mejor ese dolor).
      Un besote grande y espero que la bacteria puñetera se vaya de una vez de tu conducto auditivo.

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  7. Jolín, Paloma. ¿Por qué no tendré un frasco de alcohol cerca para lavarme las manos? A uno le queda una sensación alarmista después de leerte, y se agradece, para tener conciencia y conocimiento. Estoy de acuerdo sobre los antibióticos y cualquier fármaco, se aguanta poco el dolor o malestar. En mi caso, por ejemplo, soy propensa a las migrañas (sé que no viene al caso), pero es para decirte que intento aguantar el máximo, para no habituar a mi cuerpo a nada, y creo después de leerte, que lo hago bien.
    Estupenda entrada, Paloma, siempre nos enseñas un poquito, :)
    Un beso, y feliz fin de semana.

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    1. Hola, Irene.
      Es cierto que tenemos muy poca tolerancia al malestar y que enseguida buscamos algo que nos deje como nuevos cuando nuestro propio organismo puede regular algo que no funciona bien si lo dejamos actuar o le ayudamos sin necesidad de recurrir a métodos drásticos.
      Pero tampoco es cuestión de sufrir innecesariamente, en el equilibrio está la virtud.
      El caso de las migrañas es completo porque su etiología es muy variada. Cuando se originan por una intolerancia o un alergia alimentaria, es tan sencillo combatirlas como detectar el nutriente, o el alimento, que las causa y tener una dieta adecuada, pero esto suele ser desconocido por el facultativo que trata al paciente, con lo que el remedio siempre consiste en medicamentos muy agresivos que además de tener muchas contraindicaciones, encima no solucionan el problema, tan solo mitigan sus efectos. Si la migraña tiene un origen traumatológico por alguna contractura, la solución pasa por arreglar la causa de esa contractura.
      En fin, no quiero extenderme. Te comprendo porque yo también padezco de migrañas y pueden ser muy limitantes.
      Me alegro mucho de que esta entrada te haya servido de ayuda.
      Un besote.

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  8. Hola Paloma excelente entrada,desde luego el tema de los antibióticos y su abuso es preocupante pero también lo es lo que cuesta a veces que te lo den.
    A veces seria bueno que los médicos consultaran más el historial de los pacientes para determinar si deben darlo o tienes que volver a los dos días arrastrándote. Uno de mis hijos cada vez que empieza con dolor en la garganta (una o dos veces al año) acaba con anginas y antibióticos y los dos días que están esperando que "remita solo" los podríamos avanzar porque al final acaba con fiebre y antibióticos. Supongo que es difícil encontrar el término medio pero a veces me pregunto porqué no aplican también el sentido común aunque bien pensado esto del sentido común me parece que cada vez es menos habitual.

    Besos y feliz fin de semana

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    1. Hola, Conxita.
      A veces los médicos se rigen por el protocolo del centro sanitario en que trabajan, siguen unas normas rígidas que si bien les exime de "pensar" no siempre son adecuadas porque cada paciente es un mundo. Es curioso la querencia por seguir estos protocolos cuando en la actualidad se aboga por una atención personalizada donde hasta la pauta de dosificación depende de cada individuo. Pero, claro, esta técnica es mucho más laboriosa y por tanto más difícil de seguir en un sector que ha sido especialmente dañado por os recortes presupuestarios por la crisis porque, supongo, hay que destinar los fondos a otras causas más vistosas y llamativas.
      Como le comento a Irene, en el equilibrio está la virtud.
      Un besote.

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  9. El uso indiscriminado de antibióticos e sun mal que acecha si y tienes razón que debería ser mas preocupante que el dichoso cambio climático, pero se ve que alguien no le interesa hablar del tema, porque veo mucho mas importante hablar de la resistencia bacteriana que el cambio climático, que si que el cambio es evidente, pero cuando esta en juego la salud y la vida, es mucho mas importante a mi parecer por mucho cambio climático que se nos avecine, o que le den la misma importancia, pero creo que por desgracia en todos estos asuntos siempre hay intereses por medio, por desgracia.
    Yo he tenido que hacer uso de antibióticos por Sobrecimiento Intestinal en dos tandas, y parecen que mucho efecto no han hecho, ahora a principios de año me verá el de digestivo otra vez y veremos a ver, porque estoy un poquito harta porque la verdad entre unas cosas y otras me he tomado este año varias veces antibióticos, eso si siempre preescritos por el médico, pero aún así, me preocupa.
    Como siempr emuy interesante y ameno tu blog, el cual en la medida de lo posible te seguiré porque se aprende mucho y da gusto como lo haces de sencillo cosa que agradezco mucho.
    Un beso y buena semana.
    TERE

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    1. Hola, Tere.
      El desequilibrio de cepas en el intestino, ese sobrecrecimiento intestinal que citas, se puede atajar con un dieta adaptada, o al menos, eso es lo que se plantea en los congresos sobre inmunonutrición a los que yo he asistido. Supongo que en algunos sectores se sigue utilizando la técnica del antibiótico, pero si contigo no funciona adecuadamente quizás la alternativa de una dieta rica en fibra y que además refuerce la mucosa intestinal para que la pared del intestino se haga más gruesa y menos permeable sería una medida más efectiva.
      Es una idea, aunque evidentemente tu médico sabrá más sobre el tema.
      Un besote.

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  10. ¡Qué peligro tienen las vecinas, los "cuñaos" y el amigo del bar! Bueno, por partes. Lo primero es destacar la clara exposición en la que nos has explicado cómo se duplican los genes, nos has mostrado cómo actúan los antibióticos y, además, cierras la entrada con esa distopía que, para nada, tiene de ciencia ficción. Enhorabuena.
    En mi opinión personal, creo que en esta sociedad de consumo, la salud es un producto más. Creo que nos medicamos demasiado y ello por cuanto tenemos un ideal de salud que es completamente irreal. Basta que alguien diga me duele aquí o me duele allá para que otro responda "tómate algo". Y la mayoría de las veces no es necesario. Me ha hecho gracia que hayas mencionado eso de que un resfriado se cura en siete días, medicado o no. Y es que pensar que estar sano es la ausencia total de dolores, de fatiga o de tensiones musculares es una entelequia. Sobremedicarnos lo único que consigue es hacernos menos resistentes a cualquier achaque. Justo enfrente de casa tengo una farmacia, está llena cada día de lunes a domingo las más de doce horas que está abierta. ¿De verdad hay tanto enfermo?

    El abuso de los antibióticos creo que va en esa línea. Existe la idea de que son lo más para curarnos de lo que sea, y como has explicado no es así.
    Un artículo imprescindible. Un fuerte abrazo, Paloma.

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    1. Hola, David.
      Efectivamente, tenemos una idea de "salud" equivocada, porque a la más mínima molestia ya estamos pensando en que algo muy malo nos ocurre. Además, tenemos muy poca tolerancia y enseguida queremos que algo (leáse un medicamento) nos quite ipso facto lo que sea que nos esté molestando.
      Yo me muevo en el campo de la nutrición y me pone de los nervios que muchas enfermedades, al menos en sus inicios, se traten con fármacos cuando simplemente un cambio de hábitos alimentarios podría solucionar el problema.
      Queremos estar sanos pero nos apalancamos en un sillón y no nos movemos nada, o empleamos el coche para recorrer unos cientos de metros. Tenemos el colesterol por las nubes y nos atiborramos de estatinas pero ni se nos pasa por la cabeza usar las escaleras en lugar del ascensor, o comer menos hamburguesas y más frutas y legumbres. En fin, que nos preocupa la salud pero no queremos poner nada de nuestra parte, preferimos que sean las pastillitas quienes hagan el trabajo.
      Es cierto que ante una infección la cosa ya no es tan fácil, y el uso de antibióticos es preceptivo pero con sentido común porque, de lo contrario, complicamos el problema en lugar de solucionarlo.
      Gracias, David, por tu entusiasmo con este blog.
      Un abrazo

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