Hace unas
semanas en la sección de grandes cagadas de la ciencia expuse el caso de la
prueba fallida con el prototipo de Starship, diseñado para hacer viajes
privados en plan turista a Marte, que se estrelló y se hizo fosfatina ante la
mirada de cientos de periodistas y científicos varios. En aquella publicación (Starship: aterriza como puedas) ya hice mis comentarios pertinentes sobre lo de practicar turismo
interplanetario y, aunque no quiero hacer más sangre, añadiré que la empresa
privada repitió la prueba a principios de este mes con los mismos
resultados desastrosos: se volvió a estrellar.
Pero no todos
los proyectos que tienen como objetivo llegar a Marte son tan malos. La agencia
estatal norteamericana que se encarga de las misiones espaciales, o sea, la
NASA, tiene entre sus planes la misión Mars 2020 y en este caso el objetivo no
es mandar turistas a Marte, sino recopilar muestras e imágenes para conocer
mejor y saber más cosas del planeta vecino.
Para la recogida de muestras y para hacer las
fotos, e incluso para grabar sonidos, además de poder moverse, se diseñó un
Mars Rover (vehículo especial para moverse por Marte) al que se le bautizó con
el precioso nombre de Perseverance (Perseverancia) y que los ingenieros de la
NASA apodan cariñosamente como Percy.
El pasado mes
de julio Percy fue lanzado desde Cabo Cañaveral (Florida) rumbo a Marte. Tras
recorrer casi quinientos millones de kilómetros y después de viajar durante
siete meses el vehículo llegó “sano y salvo” a Marte. El amartizaje fue
correcto y no hubo que lamentar daños materiales; se ve que utilizan una
tecnología mejor que la del Starship. Después de unos minutos de incertidumbre
―la señal que envía el vehículo tiene retardo porque Marte está muy lejos― y
cuando Percy dio señales de “vida”, todos los ingenieros participantes en el
proyecto y medio planeta, respiraron aliviados y alborozados. Y no es para
menos porque Percy entró en Marte a toda pastilla, a 22.000 km/h, y que
consiguiera posarse sin romperse nada indica, además de una forma de trabajar
excelente, casi un milagro. De la alegría y del alborozo pudimos ser testigos al
escuchar de viva voz y en perfecto español a una de las ingenieras de la
misión, Diana Trujillo, que retransmitió en directo la llegada de Percy a
Marte.
Que una
ingeniera de un proyecto de esta envergadura tenga nombre hispano puede
resultar llamativo, pero la cosa no se queda ahí, porque entre los aparatos
científicos que lleva Perseverance se encuentra uno diseñado y financiado por
España entre el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) y el
INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial): tecnología española
ha llegado a Marte. Además, y para rematar, la primera señal que emitió el
robot Perseverance después del amartizaje la recibió una antena en suelo español
situada en el observatorio que tiene la NASA (en colaboración con el INTA) en
Robledo de Chavela.
Este es un
proyecto financiado con fondos estatales, principalmente norteamericanos, al fin
y al cabo la NASA pertenece a Estados Unidos, pero también han colaborado otros
países, como el nuestro. Algunas empresas privadas han participado en la
fabricación de alguno de los componentes del robot, pero en esencia es un
proyecto público y como tal no busca un rédito económico sino científico; aunque
no hay que perder de vista la pasta que cuesta todo esto, el motor que mueve
este tipo de proyectos es el conocimiento.
Una vez
asentado en Marte, Percy debe buscar trazas de organismos extinguidos en el
cráter Jezero porque los científicos creen que allí hubo vida hace millones de
años ―piensan que el cráter de 45 kilómetros de diámetro fue un lago gigante―.
Si se demuestra
esta teoría, indicaría que no solo en la Tierra fue posible la vida y dejaría
con la boca abierta a más de uno; aunque lo que realmente dejaría con la boca
abierta a todos es que encontrara indicios no de vida pasada, sino de vida
presente. ¿Os imagináis que entre las imágenes que nos mande se vean marcianos?
Es grande la
expectación ante lo que se pueda encontrar Percy, puede que no todo sea
indicativo de algo, pero seguro que su búsqueda será rigurosa e insistirá (con
el nombre que tiene no le queda otra). Desde luego tiempo no le va a faltar
porque se va a tirar en Marte casi dos años ―después de un viaje tan largo y
tan arriesgado, qué menos que quedarse allí una buena temporadita―. Cuando regrese
a la Tierra ya veremos qué hay entre los «souvenirs» que se traiga.
No sabemos qué nos
vamos a encontrar en los vídeos que nos envíe Percy o lo que hallarán los
científicos al analizar las muestras, pero de momento, y mientras Percy vuelve,
aquí tenemos las primeras imágenes en color: una preciosidad.