Ayer me dio por
mirar mi estatus en ResearcheGate (RG).
Para los profanos aclararé que RG, según la define Wikipedia, es una red
social y una
herramienta de colaboración
dirigida a personas que hacen ciencia de cualquier disciplina. Según la defino
yo, RG es una especie de Twitter para investigadores científicos.
En ese portal están colgadas todas mis publicaciones, que no es que sean
muchas, pero algo es algo y ahí están. Visito la web de tarde en tarde y casi
siempre que lo hago es por la turra que me da en forma de correos esa red
social: «Tu trabajo ha sido citado en otra publicación», «Enhorabuena, Paloma,
tu estatus ha subido mogollón de puntos», «Tienes nuevos seguidores que leen
tus publicaciones, sigue así», etcétera, etcétera. El caso es que ayer uno de
esos correos me llamó la atención porque me decía que «mi puntuación de interés
de investigación es superior a la del 66% de los miembros de ResearchGate». Estoy
por encima de la media (por los pelos, pero por encima). ¡Olé, olé y olé!
Reconozco que me puse muy contenta, para qué os voy a engañar. Pero eso
fue ayer. Hoy, tras descansar adecuadamente durmiendo mis ocho horas
preceptivas y con la mente más despejada, me he puesto a reflexionar y el dato
del día anterior me ha dejado más dudas que certezas porque me han surgido unas
cuantas preguntitas: ¿Hasta qué punto es fiable esa información? ¿De dónde
salen esos números? ¿Con quién me han comparado para salir tan bien parada? ¿Han
hecho una estadística lineal o han elegido los datos que mejor se adaptaban
para darme una alegría?
En resumidas cuentas, me he puesto en plan susceptible y muy escéptica,
porque el escepticismo, después de la demencia, es un pilar fundamental de la
ciencia y yo, sobre todo con las alabanzas, soy muy, pero que muy escéptica.
Mi incredulidad o mosqueo se basa en el mal concepto que tengo de la
estadística.
La estadística y yo no nos llevamos bien. Ella se porta muy mal conmigo.
Sobre todo, me trató fatal durante la realización de mi tesis doctoral. Las
horas infinitas que empleé para obtener un dato medianamente publicable con los
resultados extraídos de los experimentos del estudio nutricional en el que se
basó mi doctorado me han dejado secuelas irreversibles y un estrés
postraumático de padre y muy señor mío. Mis cuitas con las p-value ya
las expliqué en otra publicación y no voy a seguir haciéndome sangre, pero aún
arrastro una penita muy grande por culpa de esa maldita p. En busca de la significación perdida
Si algo aprendí de aquella etapa del doctorado fue que no te puedes fiar
de la estadística. Los recursos aplicables para encaminar una información por
donde más interesa o, lo que es lo mismo, para darle la vuelta a la tortilla,
son infinitos, todo es cuestión de saber utilizar correctamente esas
herramientas y segmentar los datos de manera que aquello se muestre como tú
quieres. Esto es así. Y no quiero decir que actuando de esa manera se esté
incurriendo en una mala praxis, en absoluto, solo que los datos nos pueden
informar de una cosa u otra según lo que busquemos.
Por eso, porque lo he vivido en primera persona, cuestiono la
estadística en todos los niveles, incluso cuando me beneficia. Además, después
de todo lo pasado con mi «amiga» la estadística, hay cosas que sigo sin
entender.
Por ejemplo, la información que ayer me facilitó RG:
Según estos datos, me han citado un 34,42%. ¿Eso qué quiere decir? ¿Que
de 100 lecturas, 34 veces han utilizado mis publicaciones para citarlas en
otros artículos? ¿Que el 34,42% de mis publicaciones han sido citadas? Si es
esto último, y considerando que tengo 16 publicaciones, quiere decir que han
citado por ahí a cinco publicaciones y media, con lo que me surge otra pregunta
¿cómo se cita media publicación? ¿poniendo el nombre de la mitad de los
autores?
Otra cosa que no me queda clara es eso de 23,55% de «otras lecturas».
¿Otras lecturas? ¿Cuáles? ¿las de los artículos del blog? Que yo sepa RG no
sabe que escribo por aquí, o a lo peor sí. ¿Se referirán a lecturas no
soporíferas, no científicas, lo que se ha leído buscando otra cosa?
El porcentaje que sí entiendo es el de 36,78% de lecturas de texto
completo. Como yo soy de ver la botella medio vacía en lugar de medio llena, mi
conclusión es que un 63,22% empezó a leer mis artículos y abandonaron por no
resultar interesantes, o lo que viene a ser lo mismo: por peñazo insufrible.
Lo de 5.248% recomendaciones no me siento capaz de analizarlo. No puedo
imaginar una situación donde mis artículos se recomienden a ese nivel, a no ser
que se estén repartiendo mis publicaciones entre los espectadores de la final
de la Champions o algo parecido. Ahondando en el mismo tema, si miramos en la
parte superior izquierda pone que me han recomendado 26 veces. A mí, una
experta en retorcer datos, no me sale lo de 5.248% de ninguna de las maneras.
Lo que acabo de exponer viene a reforzar mi idea de que no te puedes
fiar de la estadística.
Lo cierto es que nos bombardean constantemente con porcentajes en
cualquier ámbito de la vida. Las noticias están llenas de estadísticas. La poca
fiabilidad a la que me refiero es notablemente palpable cuando nos dan los
números sobre la intención de voto antes de unas elecciones políticas. Una vez
hecho el recuento de votos, el resultado invariablemente no tiene nada que ver
con los «pronósticos».
Sin embargo, sin estadística no se puede publicar que es lo mismo que no
poder investigar. Precisamente, sobre este tema de la necesidad de publicar si
uno quiere investigar ya lo traté en un artículo de los que RG maneja en mi
perfil (no sé si perteneciente al grupo de los que se han leído por completo,
los que se han citado o de los recomendados en la final de la Champions): «Lo impactante que es tener un buen factor de impacto».
Cualquier artículo científico que se precie debe ir bien surtido de
gráficas y tablas que reflejen el estudio estadístico que sustenta el tema a estudiar.
Además, y vuelvo a las andadas, la p significativa (un parámetro que
evalúa la calidad e importancia de los datos obtenidos) condiciona el trabajo
de todo un equipo y eso supone mucha presión. Encontrar esa puñetera p
requiere paciencia, pero también imaginación en algunos casos.
Sea como fuere, de vez en cuando viene bien que los datos (manipulados o
no) nos den una alegría. Creo que en esta ocasión, y sin que sirva de
precedente, voy a dejar de rayarme y me voy a quedar con los datos que me
convienen: según RG he tenido 21.006 lecturas y el interés de mi investigación
supera al 66% de los miembros de RG. ¡Olé, olé y olé!