En esta vorágine por saber y averiguar más sobre el
SARS-Cov-19, más conocido como el puñetero coronavirus, hay algunas
informaciones que, como poco, son algo tendenciosas y bastante confusas. El afán
por ser el primero en colgarse la medalla de dar con un fármaco que cure o que
prevenga la infección ha hecho que algunos interpreten los datos que obtienen
de cualquier manera para llegar a conclusiones con poca base científica y que se
sujetan con alfileres, es decir, no tienen demasiada consistencia (o lo que es
lo mismo: no tienen chicha).
Aquí voy a exponer tres de esas tendencias o
posibles terapias o… lo que sea que vayan a ser, y que a mí no me convencen porque
tan solo están basadas en estadísticas que yo dudo mucho estén bien hechas.
Además, la estadística es una de las disciplinas en las que es más fácil obtener
lo que uno busca si sabe manejar los números a su antojo.
Empecemos con estas tres teorías a las que me he
permitido el lujo de poner nombre y todo (hoy me encontraba especialmente
creativa).
TEORÍA 1. Frente al coronavirus: si eres
calvo, se te ha caído el pelo.
Desde hace meses ya se está diciendo que la Covid-19
afecta más a los hombres que a las mujeres. Es cuestión de números: hay más
varones que féminas infectados. Como, más o menos, la población en cuanto a
sexos está repartida equitativamente, esto va a misa.
Ahora resulta que “expertos” (dermatólogos especialistas
en tricología, o sea, en pelo (del tipo que sea) y cabello) creen que los
varones que padecen alopecia androgénica (la calvicie asociada a un exceso de
andrógenos) son los más propensos a pillar el virus y pasarlo peor. Esta teoría
se basa en los números de las estadísticas que dicen que entre los infectados
hay muchos calvos.
Antes de seguir, pongamos claro un concepto. Entre
los que en algún momento de nuestras vidas hemos tenido que enfrentarnos a la
estadística hay una máxima que debemos tener muy presente: correlación no implica
causalidad. En castellano llano: el que dos variables estén relacionadas (en
este caso, calvo y coger el virus), no implica necesariamente que una de esas
variables sea la causa que provoque la otra (en este caso, coger el virus por
ser calvo).
Además, en este tema en concreto, dado que partimos
de la base de que los hombres pillan el virus más que las mujeres, que cuanta
más edad se tiene, más susceptibilidad hay de pillarlo y que a partir de los
cincuenta años la mayoría de los hombres pierden considerablemente el pelo…
entre los infectados varones la mayoría son calvos. La correlación calvicie-coronavirus
está justificada, pero no tiene nada que ver con que la calvicie sea la
causante, al menos de momento. Otra cosa es que se empiece a mirar si el gen
que determina la calvicie, o los niveles de andrógenos que la provocan, tienen
algo que ver a la hora de que el virus se una a las células o que desencadene
una respuesta más agresiva, eso sería otro cantar, pero de momento los números
de las estadísticas no son concluyentes.
TEORIA 2. Dime de qué grupo sanguíneo presumes
y te diré de qué te libras.
Otra información que nos da la estadística de la
Covid-19 es que hay mayor incidencia de infección, y también de consecuencias
graves, entre los individuos que tienen grupo sanguíneo A mientras que, por el
contrario, los que tienen grupo sanguíneo 0 presentan una menor tasa de
contagio. Algunos científicos, en este caso chinos, se han lanzado a la piscina
y ya dicen que los del grupo 0 están protegidos, ¿cómo y por qué? ni idea, pero
las estadísticas están ahí, así que algo tendrá que ver.
Una vez más yo recurro a esa frase que se nos graba
a fuego a los que manejamos estadísticas para que no se nos cuele ningún error:
correlación no implica causalidad.
He intentado averiguar algo más de cómo se han hecho
esas estadísticas y cómo se han manejado algunos parámetros, pero no he tenido
mucho éxito. La cosa está poco clara, algo que, viniendo de China y visto lo
visto, tampoco debería sorprendernos. A mí me gustaría saber si se ha tenido en
cuenta que el grupo sanguíneo mayoritario en la población (me refiero englobando
a todos los grupos raciales del planeta) es el A y, por el contrario, el grupo
0 es el que menos gente tiene. Por tanto, si hay más personas con el grupo A,
lo normal es que haya más infectados con este grupo que con el 0, que son
menos. Es de cajón y de primero de matemáticas.
TEORÍA 3. Melatonina, la hormona prodigiosa.
Vamos con la tercera teoría, y que conste que a mí
esta me parece algo más seria que las dos anteriores.
Se está hablando entre los virólogos y otra gente
extraña que la melatonina podría proteger frente al coronavirus. Además, este conjunto
de personas raras lo avisa con titulares de lo más grandilocuentes: La melatonina,
guardián del cerebro frente al coronavirus (este titular se pudo leer en una
web bastante rigurosa de divulgación científica).
A estas alturas se ha visto con claridad que entre
los múltiples efectos devastadores del coronavirus se encuentra un importante
daño en el sistema nervioso. El síntoma de perder el olfato que tanto ha alucinado
a propios y extraños es una consecuencia de que el virus llega hasta el nervio
olfativo y lo afecta. Se ha constatado, sin ningún género de dudas, que la
Covid-19 provoca trastornos neurológicos.
Bueno, pues resulta que la melatonina podría servir
para proteger nuestro sistema nervioso.
Pero ¿qué es la melatonina?
La melatonina es una hormona que tienen muchos seres
vivos, entre los que estamos los humanos. Regula un montón de procesos
fisiológicos, pero el más conocido, y por el que se la echa de menos cuando
tenemos poca, es el de regular el sueño.
Esta hormona disminuye sensiblemente con la edad,
por eso los ancianos, y los no tan ancianos, suelen dormir poco, o menos que
los jóvenes. Que el coronavirus afecte a los más ancianos y que estos tengan
menos melatonina ha despertado el interés de algunos científicos, pero yo, que
soy muy pesada, sigo con mi cantinela: correlación no implica causalidad.
Sin embargo, en esta teoría hay elementos que le dan
visos de poder ser real. Hay estudios que avalan que la melatonina regula la
actividad de un tipo de linfocitos (células del sistema inmune) y, por tanto,
podría evitar la llegada del coronavirus al sistema nervioso. Esta hormona,
además, se pasea libremente por el cerebro (por un tema de permeabilidad al
traspasar la barrera hematoencefálica, es decir, pasa de sangre a encéfalo con
facilidad), y ahí, en el cerebro, ejerce una actividad antiinflamatoria y
antioxidante que es bienvenida cuando el virus está puteando porque este
inflama y oxida mogollón.
Además de la correlación niveles de
melatonina-edad y susceptibilidad para agarrar el virus, la explicación a nivel
de receptores de membrana que sustentan la actividad protectora de la melatonina
podría poner en la lista de creíbles a esta teoría.
Hay más teorías circulando por ahí sin demasiada base
científica. Yo creo que son fruto del agobio por la pandemia y por el bombardeo
de datos que se obtienen y que hacen que algunos científicos se vengan arriba y
se pongan a especular sin mucho rigor. La poca fiabilidad de estas teorías a mí
me da, además de inseguridad, la sensación de que se está echando a suertes a
ver a quién le toca pillar el virus, una probabilidad que se rige por el
sistema del pinto, pinto, gorgorito.
En cualquier caso, la experiencia y el paso del tiempo
irán aportando más datos y más informaciones, y esperemos que sean rigurosas y bien
sustentadas, porque a la luz de esto que acabo de contar yo podría sacar conclusiones
erróneas. Resulta que una servidora tiene grupo sanguíneo 0, duermo como un
lirón (lo que se supone implica que tengo niveles de melatonina elevados), soy
mujer y no estoy calva. Según lo que acabo de contar más arriba yo no tengo
muchas probabilidades de agarrar el virus, pero como yo no me fío ni de mi sombra
y mucho menos de este virus del demonio, seguiré lavándome las manos con
asiduidad, respetando las distancias y protegiendo a los demás y a mí misma.
Más vale prevenir que curar (el coronavirus). A
cuidarse toca.
P.D. Por si alguno está pensando en tomar suplementos de melatonina, que los hay en las farmacias, que tenga mucho cuidado, si el organismo ve que tiene melatonina deja de sintetizarla. El problema de esta sustancia es que crea dependencia a largo plazo (si uno pierde/disminuye la capacidad de producir melatonina dependerá de la administración externa). Está indicada en tratamientos puntuales y mientras el problema base que provoca los descensos de esta hormona se corrige.
P.D. Por si alguno está pensando en tomar suplementos de melatonina, que los hay en las farmacias, que tenga mucho cuidado, si el organismo ve que tiene melatonina deja de sintetizarla. El problema de esta sustancia es que crea dependencia a largo plazo (si uno pierde/disminuye la capacidad de producir melatonina dependerá de la administración externa). Está indicada en tratamientos puntuales y mientras el problema base que provoca los descensos de esta hormona se corrige.