jueves, 11 de febrero de 2021

De mujeres y de niñas científicas: de tal palo, tal astilla

 

Hoy se celebra el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. No me gustan mucho estos días internacionales porque eso quiere decir que lo que sea que se celebre necesita visibilidad y si no se ve, mal vamos.

Tampoco me gusta ponerme de ejemplo de nada, pero voy a aprovechar este día para celebrar algo que tiene que ver con las mujeres y las niñas en la Ciencia y que me afecta muy directamente.

Desde adolescente me atrajo la ciencia. Las clases de Biología, de Física y Química y de Ciencias Naturales eran las que más me gustaban. Debo añadir que tuve excelentes profesoras (curiosamente todas fueron mujeres); la pasión que volcaban al explicar en clase era contagiosa y me infectaron su entusiasmo de manera que decidí seguir estudiando esas materias en la Universidad.

Nada más terminar la carrera me puse a investigar; primero realicé una tesina y luego, tras un paréntesis de más de veinte años en los que me dediqué a buscarme la vida trabajando en la sanidad privada ―la investigación puede ser apasionante pero no da para comer en muchos casos―, volví a la investigación con la realización de una tesis doctoral, y aquí sigo, compaginando investigación con docencia ―ahora, igual que hace veinte años, investigar no es nada rentable y hay que hacer otras cosas si no te quieres morir de hambre―.

Entre investigaciones y trabajos remunerados formé mi propia familia: me casé con un compañero de estudios universitarios y tuve una hija. Ella, al igual que yo, tuvo excelentes profesoras de ciencias en el colegio (nuevamente, y como me pasó a mí, eran mujeres) que también la hicieron ver lo apasionante que es la ciencia. En el caso de mi hija esa afición que se despertaba en el colegio se veía además reforzada en casa porque sus padres somos de la misma cuerda. El caso es que decidió estudiar también una carrera de ciencias ―concretamente, la misma que su padre y yo―.

Muchas de nuestras sobremesas tras el almuerzo o la cena suelen versar sobre temas científicos. Puede que esto resulte raro, pero hablar sobre Gran Hermano, Master Chef o La Liga no nos mola, preferimos discutir si la vacuna de Pfizer es mejor que la de AstraZeneca o si el test de antígenos es fiable o no.

El caso es que hace unos años, volviendo de compras ―seremos científicas, pero nos gusta ir a la moda―, estuvimos charlando sobre un trabajo que ella estaba realizando para una de sus asignaturas de la carrera y que trataba sobre las damas de Salerno ―las primeras mujeres formadas en medicina en el siglo XI―. La conversación derivó hacia otras pioneras en otros campos de la ciencia y cómo fueron ninguneadas. Mi hija, además, me citó algunas de las que yo era una completa ignorante.

Por aquel entonces yo tenía una sección de ciencia en otro blog ―el germen que daría lugar al actual blog― y mi hija me sugirió que escribiera sobre esas científicas ignoradas por la historia.

Ese fue el inicio de una colaboración entre nosotras que hace unos días cristalizó de manera “seria” en forma de un artículo publicado en una revista científica. Al final de esta entrada pongo el enlace, pero el artículo versa sobre dos mujeres que tuvieron que pelear contra viento y marea para poder estudiar medicina y que, con su lucha y tesón, allanaron el camino a las demás.

He publicado muchas cosas en diversas revistas de ciencia, con más o menos proyección internacional; he tenido el honor de compartir autoría con muy buenos investigadores con excelentes currículums, pero este artículo siempre quedará en un lugar muy especial para mí pues el nombre de “mi niña” aparece junto al mío, y además para tratar un tema que nos apasiona y nos preocupa a las dos: el papel de la mujer en la ciencia.

Artículo Journal of Negative & No Positive Results





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8 comentarios:

  1. En primer lugar celebro esta colaboración madre-hija y esa compenetración familiar en torno a la ciencia.
    Por fortuna, las mujeres van ganando terreno y ocupando puestos que antes (sin alejarnos demasiado en el tiempo) si no estaban vedados sí que eran muy difíciles de conseguir. Siguen existiendo carreras universitarias en las que los hombres son mayoría, aunque deberiamos discutir si es por trabas reales o más bien por unos condicionantes sociales. En mis dos carreras universitarias, primero en Biológicas y luego en Farmacia (y estoy hablando de los años sesenta-setenta, en el primer caso, y en los ochenta en el segundo, la gran mayoría de alumnos eran mujeres. Hoy, cuando veo imégenes de laboratorios, observo una gran cantidad de mujeres, pero seguramente esta cantidad es mínima en los altos cargos o cargos de responsabilidad. En esto sí que todavía no hemos avanzado lo suficiente. Por lo tanto, todavía queda mucho por hacer, pero creo sinceramente que el "efecto Matilda" ya no es lo que era y que ya vamos por el buen camino.
    Un beso.
    P.D.- Yo creía que tu marido era informático, no farmacéutico :)

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    1. Cuando yo estudié Farmacia había una proporción 80-20 mujeres-hombres, eso ha cambiado algo porque según mi hija, ahora debe de andar por un 60-40, sigue habiendo más mujeres pero la proporción está algo más equilibrada. Hoy en un noticiario de la TV han dicho que el desequilibrio se da más en la etapa post-doctoral, yo, desde luego, he visto bastante paridad entre hombres y mujeres en los laboratorios donde yo me muevo, aunque es todo relacionado con la nutrición y la farmacología, no sé si en astrofísica o en ingenierías será lo mismo (creo que no).
      También es cierto que los directores de los grupos de investigación donde yo he trabajado todos eran hombres aunque a dos que ya se han jubilado les han sucedido mujeres (y uno que está a punto de jubilarse deja también el testigo a otra mujer). Quizás sea una cuestión de generaciones, al igual que ocurre en otros sectores empresariales donde las mujeres se incorporaron más tarde y ese currículum necesario para acceder a la cúpula ha tardado más en llegar.
      Yo también creo que el efecto Matilda está mucho más atenuado que cuando se empezó a hablar de él y que, poco a poco, desaparecerá aunque trogloditas los hay y los habrá siempre y en todos lados.
      Un besote.
      P.D. Mi marido estudió y se licenció en Farmacia conmigo pero luego "desertó" y se fue al ámbito informático con una mayor oferta laboral y mucho mejor remunerado. Cosas de la vida.

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  2. Es curioso porque aunque en casa los dos somos biólogos y profesores (el chico ya se fue hace mucho y no comparte especialidad, aunque por ahora sí es profesor) ambos tenemos intereses que nos gustan más. Yo con los libros y él con los documentales que dirige. Ambos somos muy amantes del cine y nuestras conversaciones suelen versar sobre Historia, Política, Sociedad y hasta Economía. También hablamos de vacunas y antígenos, pero porque es un tema muy actual.
    Imagino lo que tiene que ser ver que tu hija sigue tus pasos y firma un artículo conjunto. A Almudena la veo yo dedicándose a la investigación en cuerpo y alma.
    Un beso.

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    1. La política también está entre nuestros temas aunque cada vez menos debido al hartazgo (y la decepción) que tenemos ya todos, incluso mi hija con lo joven que es aunque es la más peleona y reivindicativa (como debe ser). El tema libros también se da de vez en cuando pero es que los tres tenemos unos gustos literarios diametralmente opuestos y no coincidimos a la hora de leer los mismo libros y así no hay forma de debatir, ja, ja, ja.
      Donde los tres coincidimos es en temas de ciencia, ahí sí que nos explayamos y además, ahora con la Covid, incluso nos echamos unas risas a cuenta de las tonterías que se publican y se dicen.
      Almudena va a la investigación de cabeza, aunque de momento va a intentar formarse e investigar en hospitales (se está preparando el FIR) aunque realizar una tesis doctoral e investigar en la universidad tampoco le parece mala idea. Además, le interesa mucho la inmunoterapia (antes de la pandemia ya estaba muy centrada en esa vertiente, de hecho su TFG versó sobre la diabetes I como enfermedad autoinmune y el enfoque terapéutico). Veremos, pero creo que esta niña va a tener como uniforme de trabajo una bata blanca.
      Un besote.

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  3. ¡Hola, Paloma! Vengo de leer el PDF con vuestro artículo y de verdad que es entretenido y ameno. ¡Qué situaciones! Creo que todos los que lo lean las calificaríamos de surrealistas. La imagen de las siete de Edimburgo siendo "excrementadas" por sus "compañeros", que Elisabeth consiguiera entrar en el colegio de boticarios porque en sus estatutos se hubieran olvidado de incluir la exclusión de mujeres, ser abucheada por ser la más lista... Son escenas que, afortunadamente, hoy nos parecen surrealistas, inconcebibles, y ello es la mejor muestra de cuánto ha cambiado nuestra sociedad. Y es que la democracia es algo más que votar cada cuatro años, algo que viendo los resultados casi me empieza a sobrar y casi empiezo a pensar que estaríamos más tranquilos si la administración de un Estado se reservara a las personas más destacadas en cada campo. Una democracia consiste en que todos tengamos las mismas oportunidades sin distinción de raza, sexo ni circunstancias sociales. Estos dos ejemplos que nos mostráis en el artículo son inspiradores, querer es poder, sin duda. Enhorabuena a las dos. Un fuerte abrazo!!

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    1. Hola, David.
      Las cosas han cambiado mucho y especialmente en estas últimas décadas, pero siempre porque valientes como las mujeres del artículo se plantaron y lucharon ante esa injusticia de no dejarlas estudiar y prepararse adecuadamente.
      Es lamentable que muchos de quienes nos dirigen no tengan esa preparación adecuada, así que mal van a decidir por nosotros. Hay mucha gente, hombres y mujeres, muy bien cualificada que ha conseguido su formación a base de esfuerzo y apenas les dejan destacar porque en algunos sectores impera más el amiguismo o el enchufismo que la aptitud.
      En fin, esperemos que eso también cambie aunque también habrá que pelearlo y luchar por ello. Todo se andará.
      Un abrazo.

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  4. Hola Paloma, ante todo darte de nuevo la enhorabuena por este articulo junto a Almudena, que orgullo como madre poder compartir algo así.
    Que duro lo tuvieron que pasar para llegar a donde querían, incluso no tener el apoyo paterno por parecerle una deshonra, uf, tremendo, pero afortunadamente no se doblegaron ante tanto rechazo, ni tirándoles excrementos y otras cosas y siguieron adelante. Sin duda este articulo deberia de ser un ejemplo para los jóvenes para que se dieran cuenta cuan valioso es el esfuerzo y sacrificio para conseguir metas y poder llevarlas a cabo, porque duro sera el camino pero el que la sigue la consigue3 y este articulo precisamente nos lo muestra.
    Cuanto me hubiera gustado tener de profesora de Ciencias, lo que me hubiera acabado gustando porque contigo se aprende muchísimo y de una manera amena y sencilla. Y por supuesto que a tu hija le espera un estupendo futuro por delante y estoy segura y convencida de que no será el último artículo que podréis compartir.
    Un besote.

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    1. Hola, Tere.
      Creo que este tipo de historias hay que hacerlas conocer para que muchos se den cuenta de que lo que ahora tienen lo tienen gracias a la lucha y el esfuerzo de otros que antes pelearon por conseguirlo. Creo que algunos jóvenes se piensan que toda vida fue como ellos viven ahora y no entienden que los logros de hoy son el resultado del esfuerzo de ayer y que ellos ahora tienen otras cosas por las que luchar y conseguir que sus hijos, mañana. puedan vivir mejor.
      Espero que mi hija y yo escribamos más cosas juntas, ha sido una colaboración estupenda.
      Un besote, guapa.

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